sábado, 25 de julio de 2009

Remordimientos y amistad



Pues nada... Deciros que casi me pierdo en mitad del mar mediterráneo por culpa de las olas fuertes xDDD Jeje, muy buena anécdota que he pasado hoy junto a mi hermano.
Que contar, sí no tengo nada que contar... xDDD Os dejo con el tercer one-shot de Will el licántropo ~~
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Otra vez me encontraba de noche en un callejón cargando mi última pistola. Los jefes de Artemis me habían mandado una misión, pero me fastidiaba que siempre fuera de noche. Su excusa siempre era porque “ por la noche siempre tienes tus habilidad en el máximo poder”. ¿Y ellos qué sabían? Era una misión normalita, consistía en matar a un vampiro, no sabía qué había hecho para que se hubiese merecido ser matado, pero había estado investigando y no había encontrado nada. Era muy raro.

Me encontraba paseando por una de las calles más ricas de la ciudad, ya que según mis jefes el vampiro estaba ahí, algo también muy raro. La luz de las farolas iluminaban la acera, aunque solamente me hacía falta de la luz de la Luna para poder ver. Observo la calle repleta de tiendas de marca. Como odiaba aquéllos lugares, no sabía el por qué mis jefes me había mandado aquí. Paro delante de una puerta de una joyería. De mi gabardina saco un papel, ahí se encontraba escrito el nombre de la joyería en la cual se encontraba el vampiro. Es ésta.

Con mis garras destrozo la barrera contra robos, y la alarma comienza a sonar. Hago callarla con mi pistola. Aquel lugar me daba escalofríos, todo tan oscuro y con el sonido de mis pisadas persiguiéndome. Entonces, oigo unos susurros provenientes de una persona. Camino lentamente hacia el lugar de origen, necesitaba saber si era el vampiro que estaba buscando.

Una puerta trasera que seguramente conduciría hacia el almacén de esta joyería. Apunto con la pistola hacia la puerta, esperando a que al abrirla el vampiro me atacase.

Una habitación todavía más oscura. No podía ver nada. Sé que cuentan antiguas leyendas de que los licántropos tenemos buena vista nocturna, pero necesitamos al menos una chispa de luz para poder ver. La puerta se cierra tras de mí. Podía escuchar la respiración del vampiro, podía escuchar su corazón, estaba muy nervioso.

Sin saber de donde venía, el vampiro se abalanza hacia mí. Siento como me muerde en el cuello, maldita sea... Justo en la marca que me dejó mi madre. Consigo quitármelo de encima y abro un poco la puerta. La luz que llegaba desde la calle, llega al almacén. Le miro sorprendido. Verdaderamente no era lo que me esperaba...

Una chica de rasgos fuertes, ojos rojos y pelo mojado a causa del sudor; se encontraba chupando su barbilla, aún quedaban restos de mi sangre. Me quejo un poco, me toco la herida. Confusa por la luz, mira a todos los lados y se esconde en un rincón de la habitación. Bajo el arma al no saber qué hacer. ¿Qué significaba todo esto? ¿Acaso el vampiro al que debía de matar era una recién convertida? Olía a tal, además de que los vampiros controlan su sed de sangre, no como ella.
Camino y me dirijo hacia ella. Le apunto con el arma y le pregunto:

-¿Quién eres?

Ella mira de nuevo a todos los lados, estaba demasiado desorientada. Aquéllo era muy raro, me habían dado a entender que cuando un vampiro transformaba a un humano en su raza, debían cuidar de él. Ésta en cambio parecía abandonada. No podía matarla, no tenía el derecho para ello. Mi mano temblaba, decido entonces, guardar el arma. Le extiendo mi mano en señal de amistad. La mira fijamente. Parecía que la fuese a aceptar, pero ingenuo de mí, no la aparté de ella. Rápidamente abre su boca e hinca de nuevo sus dientes en mi muñeca.

-¡Joder!- pude gritar.

Su mirada de repente cambia por completo. Ya no tenía sed de sangre, gracias a mí había acabado de convertirse en un verdadero vampiro. Se levanta de una manera muy sensual. Maldita sea, estaba utilizando ya sus habilidades vampíricas. Estaba aprendiendo por su cuenta y muy rápido. Coloca con delicadeza una mano en mi hombro y la otra la pone en la parte de atrás del cuello. Mi respiración se vuelve agitada, el corazón me late más y más deprisa. Debía de coger mi pistola de corto alcance o me iba a hacer algo de lo que después me podría arrepentir.


Mi mano va directa hacia un bolsillo interno de mi gabardina, pero una mano suya me detiene. Acerca lentamente sus labios a mi boca, ahora si que no podía escapar. Decían antiguas leyendas de barrio, que si te besaba un vampiro y no te podías resistir, serías su esclavo hasta el fin de sus días. Trago saliva, espero que no sea cierto, ya que es la primera vez que un vampiro me acorrala. Tenía un poder atrayente. Cierro los ojos y noto como su boca choca con la mía. Un beso feroz y con demasiado sentimiento. Seguimos besándonos un buen rato hasta que al final recupero el control de mi cuerpo y agarro mi pistola. Había bajado la guardia.

Un disparo.

La vampira se toca el estómago sangrante. Maldita sea... No había utilizado mis balas de rayos UVA, ésto me pasa por no prepararme antes de una misión. La agarro de los hombros y la estampo contra una pared. Acerco la pistola a su cuello y le digo:

-¿Quién eres? ¿Quién te ha convertido?

La chica me mira sin entender nada. No se acordaba de su vida humana. No quería matarla, pero aún así...

-¡Antes eras una humana! ¡Tenías una vida normal y tranquila!

Sigue sin entender nada.

Mis manos temblaban ante la situación. Había matado a muchos vampiros, pero aquéllos eran unos asesinos. Ella simplemente era una recién convertida. ¿Acaso lo que pretendía Artemis era exterminar a todos los vampiros? Era imposible, ellos me prometieron la paz cuando acudí a ellos. Me extendieron la mano y me acogieron. No podía ser verdad.
No tenía otra elección.

-¡Tienes que recuperar tu auténtico tú! ¡Sino te perderás para siempre!

La chica iba a atacarme de nuevo, cuando de repente se para y piensa en mis palabras. Se queda quieta, pensando. Acerco mi mano a su cabeza. Me mira, sus ojos eran completamente distintos. Ya no denotaban odio, ira y agonía; ahora eran reales como más humanos. Tiembla, se intenta levantar y dice:

-¿Quién eres? ¿Por qué vas armado?

-Lo primero que deberías preguntarte es quien eres, ya no eres humana... Te han convertido, y si quieres que descubra quien lo ha hecho deberás decirme todo lo que recuerdes de antes. Pero lo primero es lo primero, ¿quién eres?

-M-mi nombre es Jill, soy la dependienta de esta tienda. ¿C-cómo que me han convertido? Los vampiros no existen... Son sólo chorradas...- dice desconfiada.

Sonrío y le muestro mis largos colmillos. Se tapa la boca.

-Soy un licántropo, soy de los buenos tranquila. Me habían mandado matarte, pero no he podido, no habías hecho nada malo.

Estaba confusa, lo comprendía, pero no era momento para responder preguntas. Mi sentido de licántropo me decía que el vampiro que la había convertido seguía por aquí.

Y así fue, tuve que derrotar al vampiro y poder salvar a Jill de una transformación un tanto peligrosa. Yo acabé con un brazo roto y algunas costillas, pero mereció la pena ya que tenía otra aliada en Artemis.

Me encuentro en el hospital de Artemis, y una agradable visita entra por la puerta. Vestía mucho más normal de lo que llevaba cuando nos conocimos, me sonríe, se acerca a la cama y me susurra al oído:

-Gracias Will.

Me sonrojo ante la belleza que tenía delante, nunca fui muy bueno ante las tías. Le digo que de nada y sale por la puerta. Vaya, nunca me esperaría que alguien como yo recibiera la visita de una persona tan amable. Me acuerdo de Kate, no sabía nada de ella desde aquel suceso... Quizá le vaya bien, sí, era una buena guerrera. ¿Y a Gustav? Si, es un buen chico. Recuerdo entonces la cara de otro amigo, sonrío y digo para mí mismo:

-Me estoy haciendo muy popular... Jeje.

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No creo que en la próxima entrada cuelgue el cuarto one-shot, prefiero terminar el quinto xDDD

Nos vemos en mi próximo escrito (esta vez me lo curraré ~~)

1 comentario:

Sato dijo...

Me encanta el nombre de Will, mas que nada por eso me ha llamado la atencion la historia xD.

¿Que olas? No estoy al tanto yo de ningunas olas >_>