jueves, 30 de julio de 2009

Mi moreno *silba*


Bueno, volví de Campello (para los no alicantinos, la playa), y justo cuando iba a conectarme a internet... La línea telefónica se estropeó, diox, que mal lo he pasado, en serio. Me han matado y de verdad... Pero bueno, me he puesto a ver los dibujos y Hellboy 2 con mi hermano y he conseguido pasar el tiempo hasta ahora (que han arreglado ya las líneas).

Me acabo de dar cuenta que me he puesto mucho más morena, y eso que he estado solo 6 días en la playa. Comparado con lo que pasé en tenis (2 semanas bajo el Sol), he conseguido mi moreno ideal en la playa y no en tenis como tenía planeado xDD

Estaba rodeada de guiris buenorros y no tan buenorros, unos que me han traumatizado y otros que no tanto xD ¿Qué más decir? Que quiero reencontrarme con la gentuza del pueblo y poder sacarme paranoias de la manga...

Ahora diré los mangas que he descubierto este verano, veranoso xD
-Karneval
-Are you Alice?
-Ane-Doki
-Eyeshiel 21 (no pude resistirme a no leerlo)
-Katekyo Hitman Reborn (me quedé por el 18)
-Defense Devil

Animes:
-Canaan
-Sora no Manimani
-Pandora Hearts
-07-Ghost

Sí, me he aburrido mucho estos días xDDD

PD Quiero ver a Alen para ver cuando comenzamos un cómic que tenemos planeado *o*

miércoles, 29 de julio de 2009

¡Por ellos!


Bueno, esta historia cortita fue provocada por una paranoia que nos montamos Paola y yo. Nunca ha salido a la luz hasta hoy, la verdad es que a mí me parece un poco chorra, pero esto mejor que nada, ¿no? De esta historia, saqué el personaje que sería la prota del one-shot del concurso de TO, pero no me convenció la historia y la he dejado ahí. Algún día la sacaré también....
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Delante del espejo me encontraba. Me acicalo un poco, me recojo las rastas en una gran coleta, bebo un poco de agua y me digo palabras de ánimo. Cojo mi mochila y bajo con rapidez de mis escaleras. Mi madre no está en casa, hace rato que ya se fue a trabajar. Tomo mi desayuno tranquilamente, agarro unos carteles y salgo de mi casa.

Cojo mi bicicleta y pedaleo con fuerza. En poco tiempo llego al instituto, dejo la bicicleta y la encadeno para que no me la roben. Aquí hay demasiado ladrón suelto.
Me coloco delante de la puerta del instituto, donde todos los alumnos entraban y levanto mi cartel.
En él ponía: “Hay que salvarlos”. Y había dibujado un dinosaurio. Levanto con más fuerza el cartel para que hasta los jugadores de baloncesto lo pudiesen ver.
-¡Hay que salvarlos! ¿Es qué acaso no vais a hacer nada?
Así estuve hasta que llegó mi amiga Selena, a quien enseguida vi y con alegría, bajo mi cartel y se lo tiendo.
-No te preocupes, tengo más- le digo con una sonrisa.
-¿A quién se supone que estamos defendiendo?- me pregunta confusa.
-¿Pues a quién va a ser?- espero durante un rato a que me responda- ¡A los dinosaurios!
Tres momentos de silencio. Selena puso una cara de no poder creérselo, mira de nuevo el cartel y me dice:
-No, ahora en serio.
-Te lo estoy diciendo más en serio que en toda mi vida.
Ahora si que me avergüenzo de la cara de Selena, era una cara entre no poder creérselo y querer reírse de mí. Aparto un mechón de pelo de mi cara, y la miro de nuevo. Selena, de cabellos cortos negros y rizados, era mi compañera de ONG. En sí, mi organización era defender cualquier especie que se me ocurriera. Iba vestida con una ropa más normal que la mía, unos vaqueros pitillo y una camiseta de manga corta blanca. En su hombro llevaba su cartera.
-Mira Clare, te voy a decir esto por tu propio bien, pero no quiero desilusionarte...
-Adelante- respondo sonriente.
-¡Los dinosaurios se extinguieron hace millones de años!- me grita.
Todo mi mundo se desmorona. La semana que había pasado trabajando en mi proyecto de salvar a los dinosaurios se había ido al traste. ¿Por qué me ocurría todo esto a mí? Me acuerdo de cuando la profesora de biología nos mandó un trabajo de plantas en peligro de extinción, todo un mes en búsqueda de información, pues vaya.¡ La profesora me suspendió porque me dijo que la circunios era una planta que nunca había existido!
-¡Pues mira que me avisas! ¿Y ahora qué voy a hacer? Con razón todo el mundo se paraba a leer el cartel y después se descojonaba de risa... ¡Nadie piensa en los pobres tiranosaurios rex!
Cojo mis carteles y entro llorando al baño. Pobrecitos, era imposible que estuviesen extinguidos... Salgo del váter y grito:
-¡No me rendiré! ¡Debe de haber algún dinosaurio suelto por aquí!
Habían unas chicas que habían entrado al baño para lavarse las manos, y al verme salir tan de repente del váter me miran con cara confusa y se salen corriendo asustadas.
-¡Algún día conseguiré salvar a algún animal!
-¿Por qué no empiezas por salvar a las ballenas o apuntándote a Greenpeace?- me pregunta una compañera mía de clase con la cara seria.
-¡Sí!- grito mientras pego un salto.
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xDD Una gran parida pasada por ordenador...
Ahora me encuentro en la fase de corrección de Historias de Ewal. Me he dado cuenta de que es mejor escribirlo en pasado y además quiero corregir algunas frases... Total, que ya voy por la Historia 7.5 y ya llevo 18 páginas corregidas! (de 34)
Además estoy escribiendo un one-shot de ciencia-ficción... Trama: secreto, pero me está gustando mucho como se está quedando =3
Nos leemos!

martes, 28 de julio de 2009

Pensamientos internos...


Hoy acabo de tener un sueño que me ha dejado un poco confusa, este verano ha sido uno de los más raros. Por una parte, el grupo se está desintegrando en pequeños trozos, siento como yo estoy en medio de todo. Quiero estar con todos a la vez, pero me estoy dando cuenta de que no puedo. Todos han sido mi apoyo este curso, me han sabido escuchar y hemos pasado por cosas que otros grupos no podrían soportar.

Los rencores que se han ido guardando son terribles... Demasiado terribles y ahora acaban explotando como minas en un campo de guerra. Me siento como la voluntaria que intenta curar a los heridos en guerra, no soy de ningún bando.

Me gustaría escribir una canción de esto, pero ahora no me siento con la suficiente inspiración. Simplemente diré a aquéllos que han estado conmigo día a día este año y han sabido aguantarme el suficiente tiempo hasta ahora: OS QUIERO.

¿Por qué las relaciones sociales son así de difíciles? Con lo difícil que es ganarse a un buen amigo y lo fácil que es hacer que se marche de tu vida...

Y es lo que le dije a una buena amiga mía hace ya varios días: no me rendiré, será cuando yo lo dé todo por perdido y eso costará mucho. Haré que todos volvamos a estar juntos, aunque sea por un día, ya que los milagros pueden hacer cosas impresionantes y con esfuerzo y ánimo se pueden hacer milagros.

He hablado de mi grupo de Elda, pero también me gustaría hablar de Carmen. Ahí hemos tenido muchas menos peleas porque estamos mucho más sincronizados, pero sí hemos tenido un gran desengaño. Aún así nos hemos mantenido unidos y por eso tambien os quiero. Cumpliré mi promesa, aunque me cueste miles de años de reencarnación.

Hasta aquí unos pensamientos que me han venido de repente y que debía de decir.

domingo, 26 de julio de 2009

Campello!

Y aquí estamos mi hermano y yo recién salidos de la ducha después de volver de la playuski xDD
Nos lo hemos pasado bastante bien, aunque yo he acabado después con los ojos un poco rojos xDD
Campello, la ciudad donde hay de todo (guiris, catalanes, andaluces, villeneros, franceses, alemanes...)
Bonne apettit! (a que viene eso?)

sábado, 25 de julio de 2009

Remordimientos y amistad



Pues nada... Deciros que casi me pierdo en mitad del mar mediterráneo por culpa de las olas fuertes xDDD Jeje, muy buena anécdota que he pasado hoy junto a mi hermano.
Que contar, sí no tengo nada que contar... xDDD Os dejo con el tercer one-shot de Will el licántropo ~~
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Otra vez me encontraba de noche en un callejón cargando mi última pistola. Los jefes de Artemis me habían mandado una misión, pero me fastidiaba que siempre fuera de noche. Su excusa siempre era porque “ por la noche siempre tienes tus habilidad en el máximo poder”. ¿Y ellos qué sabían? Era una misión normalita, consistía en matar a un vampiro, no sabía qué había hecho para que se hubiese merecido ser matado, pero había estado investigando y no había encontrado nada. Era muy raro.

Me encontraba paseando por una de las calles más ricas de la ciudad, ya que según mis jefes el vampiro estaba ahí, algo también muy raro. La luz de las farolas iluminaban la acera, aunque solamente me hacía falta de la luz de la Luna para poder ver. Observo la calle repleta de tiendas de marca. Como odiaba aquéllos lugares, no sabía el por qué mis jefes me había mandado aquí. Paro delante de una puerta de una joyería. De mi gabardina saco un papel, ahí se encontraba escrito el nombre de la joyería en la cual se encontraba el vampiro. Es ésta.

Con mis garras destrozo la barrera contra robos, y la alarma comienza a sonar. Hago callarla con mi pistola. Aquel lugar me daba escalofríos, todo tan oscuro y con el sonido de mis pisadas persiguiéndome. Entonces, oigo unos susurros provenientes de una persona. Camino lentamente hacia el lugar de origen, necesitaba saber si era el vampiro que estaba buscando.

Una puerta trasera que seguramente conduciría hacia el almacén de esta joyería. Apunto con la pistola hacia la puerta, esperando a que al abrirla el vampiro me atacase.

Una habitación todavía más oscura. No podía ver nada. Sé que cuentan antiguas leyendas de que los licántropos tenemos buena vista nocturna, pero necesitamos al menos una chispa de luz para poder ver. La puerta se cierra tras de mí. Podía escuchar la respiración del vampiro, podía escuchar su corazón, estaba muy nervioso.

Sin saber de donde venía, el vampiro se abalanza hacia mí. Siento como me muerde en el cuello, maldita sea... Justo en la marca que me dejó mi madre. Consigo quitármelo de encima y abro un poco la puerta. La luz que llegaba desde la calle, llega al almacén. Le miro sorprendido. Verdaderamente no era lo que me esperaba...

Una chica de rasgos fuertes, ojos rojos y pelo mojado a causa del sudor; se encontraba chupando su barbilla, aún quedaban restos de mi sangre. Me quejo un poco, me toco la herida. Confusa por la luz, mira a todos los lados y se esconde en un rincón de la habitación. Bajo el arma al no saber qué hacer. ¿Qué significaba todo esto? ¿Acaso el vampiro al que debía de matar era una recién convertida? Olía a tal, además de que los vampiros controlan su sed de sangre, no como ella.
Camino y me dirijo hacia ella. Le apunto con el arma y le pregunto:

-¿Quién eres?

Ella mira de nuevo a todos los lados, estaba demasiado desorientada. Aquéllo era muy raro, me habían dado a entender que cuando un vampiro transformaba a un humano en su raza, debían cuidar de él. Ésta en cambio parecía abandonada. No podía matarla, no tenía el derecho para ello. Mi mano temblaba, decido entonces, guardar el arma. Le extiendo mi mano en señal de amistad. La mira fijamente. Parecía que la fuese a aceptar, pero ingenuo de mí, no la aparté de ella. Rápidamente abre su boca e hinca de nuevo sus dientes en mi muñeca.

-¡Joder!- pude gritar.

Su mirada de repente cambia por completo. Ya no tenía sed de sangre, gracias a mí había acabado de convertirse en un verdadero vampiro. Se levanta de una manera muy sensual. Maldita sea, estaba utilizando ya sus habilidades vampíricas. Estaba aprendiendo por su cuenta y muy rápido. Coloca con delicadeza una mano en mi hombro y la otra la pone en la parte de atrás del cuello. Mi respiración se vuelve agitada, el corazón me late más y más deprisa. Debía de coger mi pistola de corto alcance o me iba a hacer algo de lo que después me podría arrepentir.


Mi mano va directa hacia un bolsillo interno de mi gabardina, pero una mano suya me detiene. Acerca lentamente sus labios a mi boca, ahora si que no podía escapar. Decían antiguas leyendas de barrio, que si te besaba un vampiro y no te podías resistir, serías su esclavo hasta el fin de sus días. Trago saliva, espero que no sea cierto, ya que es la primera vez que un vampiro me acorrala. Tenía un poder atrayente. Cierro los ojos y noto como su boca choca con la mía. Un beso feroz y con demasiado sentimiento. Seguimos besándonos un buen rato hasta que al final recupero el control de mi cuerpo y agarro mi pistola. Había bajado la guardia.

Un disparo.

La vampira se toca el estómago sangrante. Maldita sea... No había utilizado mis balas de rayos UVA, ésto me pasa por no prepararme antes de una misión. La agarro de los hombros y la estampo contra una pared. Acerco la pistola a su cuello y le digo:

-¿Quién eres? ¿Quién te ha convertido?

La chica me mira sin entender nada. No se acordaba de su vida humana. No quería matarla, pero aún así...

-¡Antes eras una humana! ¡Tenías una vida normal y tranquila!

Sigue sin entender nada.

Mis manos temblaban ante la situación. Había matado a muchos vampiros, pero aquéllos eran unos asesinos. Ella simplemente era una recién convertida. ¿Acaso lo que pretendía Artemis era exterminar a todos los vampiros? Era imposible, ellos me prometieron la paz cuando acudí a ellos. Me extendieron la mano y me acogieron. No podía ser verdad.
No tenía otra elección.

-¡Tienes que recuperar tu auténtico tú! ¡Sino te perderás para siempre!

La chica iba a atacarme de nuevo, cuando de repente se para y piensa en mis palabras. Se queda quieta, pensando. Acerco mi mano a su cabeza. Me mira, sus ojos eran completamente distintos. Ya no denotaban odio, ira y agonía; ahora eran reales como más humanos. Tiembla, se intenta levantar y dice:

-¿Quién eres? ¿Por qué vas armado?

-Lo primero que deberías preguntarte es quien eres, ya no eres humana... Te han convertido, y si quieres que descubra quien lo ha hecho deberás decirme todo lo que recuerdes de antes. Pero lo primero es lo primero, ¿quién eres?

-M-mi nombre es Jill, soy la dependienta de esta tienda. ¿C-cómo que me han convertido? Los vampiros no existen... Son sólo chorradas...- dice desconfiada.

Sonrío y le muestro mis largos colmillos. Se tapa la boca.

-Soy un licántropo, soy de los buenos tranquila. Me habían mandado matarte, pero no he podido, no habías hecho nada malo.

Estaba confusa, lo comprendía, pero no era momento para responder preguntas. Mi sentido de licántropo me decía que el vampiro que la había convertido seguía por aquí.

Y así fue, tuve que derrotar al vampiro y poder salvar a Jill de una transformación un tanto peligrosa. Yo acabé con un brazo roto y algunas costillas, pero mereció la pena ya que tenía otra aliada en Artemis.

Me encuentro en el hospital de Artemis, y una agradable visita entra por la puerta. Vestía mucho más normal de lo que llevaba cuando nos conocimos, me sonríe, se acerca a la cama y me susurra al oído:

-Gracias Will.

Me sonrojo ante la belleza que tenía delante, nunca fui muy bueno ante las tías. Le digo que de nada y sale por la puerta. Vaya, nunca me esperaría que alguien como yo recibiera la visita de una persona tan amable. Me acuerdo de Kate, no sabía nada de ella desde aquel suceso... Quizá le vaya bien, sí, era una buena guerrera. ¿Y a Gustav? Si, es un buen chico. Recuerdo entonces la cara de otro amigo, sonrío y digo para mí mismo:

-Me estoy haciendo muy popular... Jeje.

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No creo que en la próxima entrada cuelgue el cuarto one-shot, prefiero terminar el quinto xDDD

Nos vemos en mi próximo escrito (esta vez me lo curraré ~~)

miércoles, 22 de julio de 2009

Sangre y latidos


Y aquí el segundo One-Shot de Garras y Colmillos, donde conoceremos algo del pasado de Will nuestro licántropo preferido...
Que disfrutéis!
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Había decidido tomarme una semana de vacaciones, debía despejar mis dudas. Ya había pasado un tiempo desde que asesiné a Baguf vön Drac y Nina, aún así por las noches cuando dormía pasaba terribles pesadillas. No lo comprendía, había matado a muchos vampiros y nunca me había ocurrido esto. Soñaba con la última imagen de mi batalla contra Baguf, y me susurraba algo al oído, algo que nunca podía percibir. Siempre despertaba confuso y enfurecido a la vez.
Por eso en estos momentos, con una mochila en la espalda, me encontraba en frente de la residencia de mi querida madre. Tal vez ella pudiese darme las respuestas que tanto estaba buscando. El corazón me latía a toda prisa, hacía bastante tiempo que no visitaba a mi madre y no sabía como iba a corresponderme. Agacho la cabeza en señal de vergüenza. Sin darme cuenta, un señor anciano que quería entrar a la residencia me pide que me apartase, yo estaba en mi mundo, por lo que reaccioné tarde.


Al fin despierto, lleno mis pulmones de aire y subo las escaleras. Pregunto en la habitación en la cual se encontraba mi madre, y aquí estaba, en frente de la puerta. Dudaba si tocar o abrir directamente, paso al modo educado y toco. Oigo un “adelante”. Abro la puerta y me encuentro con la típica habitación de residencia para ancianos, pero la mujer que se encontraba sentada encima de la cama no aparentaba ser una anciana aunque tuviese esa edad.

Una mujer de cabellos castaños rizados, con ojos rojos antes azules como los míos. Vestía un vestido propio de su época. Al verme entrar, su rostro muestra sorpresa. Me lo imaginaba, nunca iba a visitarla, así que debo intrigarla. Su cara perfecta comenzaba a interrogarme en silencio. Cierro la puerta lentamente, camino hacia ella y me coloco delante de ella.

Me mira de arriba a abajo, y con una mirada propia de una madre enfadada, me pregunta:

-¿A qué vienes Will? Recuerdo que fuiste tú quien me metió en esta residencia de pobres mortales como castigo por ser lo que soy.

-Necesito respuestas- suelto simplemente.

Seguía estando de pie, me daba miedo sentarme a su lado, recuerdo que su furia no llegaba a los límites humanos. Trago saliva. Ella sonríe de satisfacción, notaba que aún le seguía teniendo temor. Coloca su pierna izquierda encima de la derecha, como hacen las típicas chicas que van a darles las respuestas a los pobres preguntones y dudosos.

-Pregunta pues, si la pregunta es fácil te responderé, pero sino, ya sabes qué es lo que pido a cambio.

Ahora si que estaba acojonado, no había cambiado ni un pelo y eso que convivía entre seres humanos. Dejo mi mochila en el suelo y pregunto:

-¿Está entre tu lista de conocidos la familia vön Drac?

Sus ojos se abren como platos, era una respuesta afirmativa, pero la respuesta que yo quería era la que saliese de su boca.

-¿Por qué lo quieres saber? ¿No será que has matado a un miembro de su familia?- al ver que aparto la cara, se sorprende aún más y dice con voz enfadada- ¡Por el amor de Dios! ¡Will!

-No me regañes ahora, quiero la información.

-Primero dime a quién mataste- dice seria.

-Al famoso asesino de niños, Baguf vön Drac.

Ahora sí que estaba enfadada mi madre, parecía como si fuese a levantarse, me fuese a estampar contra la pared y pretendiera ahogarme. Se controla, y tras apretar un poco sus puños, suelta un suspiro y dice:

-La familia vön Drac es una línea de vampiros, mucho más antigua que la del mismísimo conde Drácula. Baguf era uno de los hermanos de la línea principal, se decía que cuando el jefe presente se retirase, el ocuparía el trono. Pero si lo has matado y aún no han ido tras de ti, quiere decir que eligieron al otro hermano...- parecía pensativa.

-No es culpa mía que lo matase, es culpa suya matar a gente inocente y después que sus parientes busquen venganza.

-¡Esos son problemas de los mortales! ¡No nuestros! ¿Por qué te inmiscuyes en problemas que no te convienen?- grita.

-¡Yo no podía dejar a ese pobre niño llorar por la muerte de su hermana! ¡Si los vampiros se pudiesen controlar!

Nunca había discutido tan fuerte con mi madre, aún así, era ella quien manejaba la situación. Estaba furioso, ella nunca podrá comprender el por qué lo hice, nunca comprendió a las personas...

Mi madre levanta la mirada seria hacia mí, la última frase que había dicho le había tocado en la vena sensible. Se levanta de golpe de la cama, dejando su postura tranquila.

-¡Está en nuestra naturaleza ser así! ¡Lo qué pasa es que tú nunca comprendes esas cosas!

De repente, sin preverlo, me quedo paralizado. No podía mover ni un maldito músculo. No lo podía comprender, estaba totalmente curado de las heridas de mi batalla contra Baguf. Bajo mi mirada y miro a mi madre. Era ella y ese poder de persuasión que la caracterizaba como vampiro. Maldita sea... Caí de nuevo en su trampa.

Lentamente, me agarra por los hombros y me estampa contra la pared, tal y como creía que me iba a hacer antes. Yo la miraba anonadado, sin saber como reaccionar. Estaba hecha una furia, y yo estaba ahí, sin poder escaparme o ni tan siquiera atacarla. Tenía mis pistolas tan cerca... Pero tan lejos a la vez...

Mi madre acerca sus labios poco a poco a mi cuello, pero antes de que lo llegasen a tocar, acerca su boca a mi oído izquierdo. Trago mucha más saliva. Con su voz delicada, la típica de un vampiro antes de atacar a su presa, dice:

-Como ya sabrás, te exijo algo a cambio por mi información, además de que estoy enfadada contigo. Puedes tomártelo como un castigo, pero para mí será como probar algo nuevo. Nunca había probado la sangre de un licántropo, ni mucho menos la de mi propio hijo, así que por favor, permíteme probar tu sangre.

Huele un poco el aire y dice:

-Tu piel huele a otras sangres, será un gusto descubrir a que sabe tu verdadera sangre.

Le miro confuso, sin comprender sus palabras aunque me lo hubiese explicado a la perfección. Mi madre me había castigado de miles maneras diferentes, pero nunca de esta manera. Iba a ser humillante... Además de que nunca me lo había creído de ella, ya que según decía nunca probaría mi sangre por ser como era, al parecer fingía y muy bien.

Abre la boca, y se acerca finalmente a mi cuello. Hinca con furia sus colmillos. Yo gruño de de dolor, y después siento como mi sangre es succionada por mi propia madre. Sentía como todo a mi alrededor se desvanecía y yo con él. ¿Así que era esto lo que sintieron todas las víctimas de Baguf? Parpadeo durante unos instantes, cada vez me sentía con menos vida. Ella nota la pérdida de mi vitalidad y deja de succionar mi sangre.

Me libero de su hechizo, pero al no tener fuerzas, caigo al suelo apoyado en la pared. Veo como se limpia la sangre de su boca con la lengua, no comprendía como les podía gustar tanto la sangre. Se arrodilla ante mí, pone su mano derecha en mi pecho y nos quedamos los dos en silencio. Mi corazón latía a más no poder, tenía poca sangre y mis células necesitaban nutrientes. También sentía miedo por mi madre, respiraba profundamente.

-Lo que me imaginaba... Aún siendo un licántropo, tu sangre tiene un sabor dulzón, tal y como me gusta a mí- se apoya en mi pecho y dice nuevamente- Me gusta como late tu corazón...

Cuando recuperé la consciencia y el movimiento, mi madre ya no se encontraba en su habitación. Recogí mis cosas y me largué de aquella residencia con la marca en mi cuello.

Ahora me encuentro en un acantilado, viendo como chocaban las olas, intentando romper el acantilado y éste oponiéndose a la fuerza de la naturaleza. El sonido del mar relaja bastante, aún cuando tienes un remolino en la mente. Ahora lo que me quedaba por hacer era acabar con el hermano de Baguf, así tal vez, las pesadillas cesaran. Pienso durante unos instantes en mi madre, y de nuevo su imagen me trae escalofríos. Nunca aprenderé...

Mi madre era conocida como Mary la seductora en sus tiempos jóvenes, era una vampiresa recién convertida y atacaba a todos los chicos jóvenes y guapos. Ahí conoció a mi padre, un licántropo cazador de vampiros. Los dos se quedaron prendados del otro, de esa relación nací yo, un ser humano. Ninguno de mis padres sabía que hacer, querían que creciera junto a ellos, sin tener a la Muerte pisándome los talones, decidieron en convertirme a una de las dos razas. Pero ocurrió que cada uno quería convertirme a la suya, mi padre en un despiste de mi madre, me mordió y me convirtió en lo que soy ahora.

No es que odie ser un licántropo, por el contrario lo agradezco, no quería ser un vampiro... Desde entonces, mi madre ha estado guardando las distancias conmigo, castigándome siempre que podía, hasta que dije que yo que éso se acababa.

Me incorporé a la organización Artemis, para defender a aquellos seres que lo necesitaban...
Era luna llena, perfecto para “cazar”. Era invierno, y la nieve caía del cielo. Un manto blanco cubría mi pelo oscuro, pero ahí estaba yo, apuntándole con mi pistola de corta distancia a Kaen vön Drac. Tras semanas de búsqueda le había encontrado y ahora no le iba a dejar escapar. Dudo por unos instantes ante su mirada llena de furia.

-Maldito chucho mugriento... Tu madre debió matarte cuando pudo...

-Se siente, no lo hizo- aprieto el gatillo y le encasqueto la bala en medio de la frente.

Enseguida su cuerpo se convierte en ceniza, guardo mi pistola en la gabardina y con la mente llena de rabia, golpeó con mis puños el suelo hasta hacerme sangre. Cuando me quedo satisfecho, dejo que las manos se curen y me alejo de aquel lugar.

-Terminé lo que empecé- en cuanto me acuerdo, bajo la cabeza y digo en voz baja- Otra misión extraoficial... A este paso nunca cobraré...

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Nos leemos en la siguiente entrada!

martes, 21 de julio de 2009

El señor de la pelota

Hace mucho tiempo se creó un objeto más poderoso que una tarjeta de crédito. Más poderoso incluso que el poder de una madre. Me estoy refiriendo a la pelota de tenis única. Contenía una gran masa y si le dabas con ella con la raqueta, podrías ganar cualquier partido, incluso si jugabas contra Nadal o contra Federer. Aquella pelota no tenía límite.

La pelota única cayó a las manos del sabísimo profesor de tenis Diego-Gandalf, entonces decidió entrenar a sus "brillantes" pupilas. Primero eran pelotas normales de tenis, pero al ver que no avanzaban ni con el ejercicio más sencillo; decidió entonces encargarle la pelota única a la mejor del grupo. Enia-Frodo consiguió la pelota única al robársela a Lidia-Legolas, la mejor alumna del grupo.

Acompañada por Patricia-Sam, decidieron marcharse hacia la oficina de Hacienda que se encontraba al lado de la Escuela de Tenis. Debían de destruir esa pelota para que todos los jugadores de tenis pudiesen jugar con el mismo nivel y sin trampas. Tras pasar el ardiente desierto, que en verdad era un descampado sin plantas, se encontraron con Nuria-Aragorn, su compañera que siempre llegaba tarde a las clases.

Enia-Frodo y Patricia-Sam les contaron a Nuria-Aragorn su plan de destrucción de la pelota única, ella accedió ya que quería saltarse la clase de tenis. Paradas en la puerta, Lidia-Legolas llegó hasta ellas. No quería que destruyesen la pelota única, y tras jugar un partido de tenis contra ellas tres y ganar por mucha ventaja; se llevó la pelota consigo.

Por el camino, se le cayó y la pelota fue arrollada por un camión. Las chicas se sorprendieron bastante y celebraron su victoria; pero después se dieron cuenta de que llegaban tarde a tenis...
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Parida del Jueves que nos soltamos en tenis xDD La he modificado un poco, pero la esencia sigue siendo la misma...

domingo, 19 de julio de 2009

Harry Potter y el Príncipe Mestizo

Qué decir de esta película... Si todo ya lo ha dicho Adri...
Habían escenas graciosas en las que me partí de risa, otras me cabreé porque se las inventaron o las cambiaron... Lloré al final de la película, sí, pero no tanto como en el libro. Estaba presa de la emoción, me temblaban las manos y casi estrujo las manos de mis amigas de tan fuerte que las apretaba xDDDD

Después de salir de la película, en el cartel en frente de la sala xD

Antes de entrar a la película...




Comentemos cosas... SPOILERS!
-Me encantó como se demostró la amistad de Hermione y Harry, ya que muchos (miro a Andrea) piensan que se gustan mutuamente.
-Los de los pajarillos... En cierto modo le hacían rasguños, pero bueno, hay que preservar la cara de un actor xD
-La nariz rota de Harry y su pañuelo
-El Felix Felicis y los caretos de drogata de Harry, es para plasmarlos xDDD
-El Ron enamorado de Romilda Vane, se cae del sofá y después casi se muere (ataque epiléptico)
-La obsesiva de Lavender que daba miedo cada vez que miraba a Ron
-Ginny y Harry
-Draco llorando, una imagen vale más que mil palabras...
-El grito de Harry: Cobarde! Me llegó al alma...
-Neville de camarero...
-El apestoso de Cormac y el vómito hacia Snape (Harry escabulléndose xDDD)
-Muerte se Dumbledore, maldita sea! Aún encima lo hacen a cámara lenta para que sufra más! (luego no hicieron entierro)
-Fawkes llorando por la muerte de su dueño... Precioso el fénix...

Hasta aquí esta entrada!

viernes, 17 de julio de 2009

Rosas y tulipanes



Bueno, al ver que en la encuesta hay ya dos votos por las historias he decidido dejaros un one-shot con el mismo esquema que Nueva York (es decir, presente, pasado, presente y así sucesivamente). Creo que me ha quedado bastante bien...
Este one-shot se lo dedico a mi abuelo, que me gustaría haber tenido una relación tan cercana con él ^^
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Era una mañana soleada, típica de verano. Y aunque me encontrase dentro de un camión con el aire puesto a tope, pasaba un calor de miedo. Los ojos se me cerraban de sueño, pero ya faltaba menos para llegar, lo presentía. El paisaje a nuestro alrededor era el mismo desde que cambiamos de comunidad, casi desértico con solamente unas plantas que parecían medio muertas. Aún así me encantaban esos lugares, tal vez fuera porque crecí en un pueblecito de aquí.
De repente, el camión para y el amable conductor que había aceptado llevarme, abre la puerta y me dice:
-Tú destino señorita, no puedo llevarte más lejos, ya se desvía de mi camino.
-No pasa nada, igualmente gracias por llevarme- le respondo con una sonrisa.
Cojo mi mochila y bajo del camión, y tras despedirme con la mano del camionero, me cuelgo la mochila y continuo mi camino andando. Mis pasos eran firmes, al igual que mi mirada, debía llegar antes de la tarde al pueblo.
Tras media hora de “paseo”, veo un débil espejismo que parecía que me estuviese llamando. Eran varias casitas que desde mi punto de vista, parecían de muñeca de lo pequeñas que eran. Suspiro, cada vez faltaba menos, tarde o temprano tendría que enfrentarme a esta situación.
Las casas estaban hechas de un material desconocido para mí, pero que tenía un color característico blanco. Eran un poco más de las doce, así que seguramente habría gente en la calle. Cuando entro en los límites del pueblo, cruzo los caminos por los que no pasaba casi gente para llegar a mi antigua casa.
Era normal, como todas las del pueblo, de dos pisos y del material blanco. De mi mochila saco las llaves de mi antiguo hogar, meto la correspondiente en la cerradura y se oye un click.. ¡Bien! Abro la puerta y entro a mi antigua casa. Todo estaba lleno de polvo y la mayoría de las cosas estaban empaquetadas en cajas.
Paseo lentamente por toda la casa, entro a mi habitación y sonrío. Ahí fue donde crecí y aprendí todo lo que debía de saber. Veo que hay algo tirado en el suelo. Me acerco a él y lo cojo. Era el candado para mi bicicleta. Sonrío melancólicamente recordando cosas ya pasadas...

No era la mejor bicicleta de todo el pueblo, pero aún así me encantaba. Tenía un color rojizo chillón, con unas cadenas impecables. El sillín me estaba llamando para que montara ya. Me senté en la escalera, esperando a que saliera impacientemente. El sol me daba de lleno en toda la cabeza. Hacía mucho calor, para mí demasiado.
Entonces, detrás mía, la puerta de mi casa se abre. Un hombre de unos setenta años, cabello blanco como la nieve y ojos azules profundos sale por ella. Llevaba una sonrisa de oreja a oreja. Me levanto de golpe y le digo:
-¡Ya tardabas abuelo! Quiero aprender a montar en bicicleta ya.
-Tranquilízate, que no es tan fácil como tú te crees.
Le sonreí y me coloqué delante de la bicicleta sujetándola por los manillares.
-¿Y ahora qué hago?
-¿Pues que va a ser? ¡Sentarte en el sillín!- dijo a carcajada limpia.
Dudé por unos instante, pero me llené de valentía y me senté. Apoyé los pies en el suelo esperando más indicaciones de mi abuelo. Entonces, el cogió la parte de atrás de la bici y simplemente dijo:
-Pedalea despacio...
Poco a poco, iba moviendo los pedales con la fuerza de mis piernas. Las ruedas de la bicicleta describían círculos. No me lo podía creer. ¡Estaba montando en bicicleta! Giré la cabeza para observar la expresión de mi abuelo, estaba feliz de verme feliz a mí. De repente soltó la parte de atrás. La bicicleta se tambalea un poco pero el abuelo me gritó:
-¡Concéntrate en un punto fijo!
Eso hice, y el tambaleo cesó. Dio media vuelta y volví adonde estaba el abuelito. Bajé rápidamente y salté a sus brazos.
-¡Lo he conseguido!


Salgo de la casa y cierro de nuevo la puerta con llave. Me fijo que la puerta del trastero, justo al lado de la puerta que llevaba al interior de la casa, estaba abierta. Me dirijo hacia allí, y cuando iba a cerrarla, me quedo mirando expectante hacia un objeto en especial.
Estaba llena de polvo, pero aún así conservaba su color rojizo chillón. Me acerco lentamente a mi primera bicicleta, y con la añoranza en el alma, paso la mano por el manillar aunque me manche la mano de polvo. No la había tirado después de todo... Al parecer era un recuerdo demasiado preciado para él como para desecharse de él tan fácilmente.
Decido pasear un poco por el pueblo antes de ir a aquel lugar. Este pueblo me traía tantos gratos recuerdos... Entro en una panadería, pero no una cualquiera. Era la más vieja del pueblo, la cual, yo siempre iba a merendar allí todas las tardes en mi infancia ya lejana. Abro la puerta, y el tintineo de las campanas suena. Aquéllo me traía imágenes... El olor a pan recién hecho me invade, me acerco al mostrador y una chica de aspecto joven, más o menos mi edad, me atiende.
Llevaba un blanco delantal, con un gorrito del mismo color en la cabeza. Tenía el pelo rubio recogido en una coleta, y sus ojos marrones no daban una buena bienvenida.
-¿Qué desea?- pregunta algo aburrida.
-Un croissant de los que soléis hacer recién hechos...-respondo.
Ella se retira del mostrador y se pone sus guantes de plástico. La limpieza ante todo... Mientras me preguntaba cuál quería, pregunto melancólica:
-¿Y la antigua dueña de esta panadería? Diría yo que era la señora Giménez...
-Mi madre ha decidido jubilarse, se ha dado cuenta que puede descubrir mundo- responde secamente la joven a la vez que me envolvía el croissant.
Aquella respuesta me deja algo confusa. Entonces si la señora Giménez era su madre, ella debía de ser...
-No puede ser... ¿Carmen?
Ella me mira interrogante.
-¿Cómo es que sabes mi nombre?
-¿No te acuerdas de mí? ¡Soy yo! Almudena, ¡tu antigua compañera de clase!
Su expresión cambia por completo, de aburrida a sorprendida. Deja el croissant y sale del mostrador. Tenía la boca abierta. Sí, comprendía que no se lo creyese. Me mira de arriba a abajo y me dice:
-¿Eres tú de verdad? ¡Dios mío Almudena! ¡Has cambiado un montón! Tengo que avisar a mi madre, está arriba en la casa, ahora mismo vuelvo.
Deja el delantal apresuradamente y me deja sola en la panadería. Yo sonreía de alegría, no me lo podía creer. María había seguido el negocio de su madre... Desde la muerte de su padre mientras ella estaba en el instituto había jurado no hacerse panadera, y ahora está aquí. Miro mi reflejo que se encontraba en el cristal del mostrador. Me observo atentamente, ¿tanto había cambiado? Aunque bueno, yo tampoco había reconocido a Carmen a no ser que hubiese dicho que su madre era la dueña de la panadería.
Por el cristal del escaparate veo a gente pasar, unas andando y otras corriendo. El pueblo se iba animando poco a poco...

Habían acabado las clases, y a las afueras del instituto se encontraba mi bicicleta roja esperándome para llevarme a casa. Le quito la cadena y monto en ella. Debía de llegar pronto, ya que quería ayudar al abuelo a montar el nuevo armario para mi habitación. Iba pedaleando por en medio de las estrechas calles del pueblo. De repente, unos compañeros míos de clase hacen que me detuviese. Bajé de la bici, y con cara de rabia les dije:
-No me dejáis pasar, apartaos.
-¿Por qué? Esta zona es nuestra...- responde el jefe, Gustavo Pérez, o como le llamaba yo, el Ratoncito Pérez por la forma de sus dientes.
-Mira, no quiero pelea, así que abridme el camino y solucionado.
Caminó hasta pasar de largo de mí y se apoyó en el manillar de mi bici.
-Ya... Podríamos, pero el problema es que aquí, mis compañeros y yo no queremos...
Cuando iba a ir a por él, veo que Jesús y Sergio me agarran para que no me moviese. Intenté soltarme, pero ellos dos eran más robustos que yo. Gustavo me miraba divertido, y sujetando el manillar de la bici preguntó:
-¿Qué pasaría si yo te rompiese esta preciosidad?- refieriéndose a la bici.
-No serás capaz- respondí amenazante.
Una patada que la tiró al suelo. Alejandro le dio un bate de béisbol. Me temí lo peor. No iban a hacerlo, eso es lo que quería creer. Entonces, alzó el bate y comenzó a golpear la bicicleta. El regalo que me hizo mi abuelo, roto. Intentó no llorar, pero cuando terminaron su trabajo, Sergio y Jesús me soltaron, dejándome sollozando en medio de la calle. De repente, la lluvia lloró por mí.
Poco después, con el pelo mojado y la ropa también, llegué a mi casa con lágrimas en la cara. Mi abuelo con la cara preocupada, me llevó al salón cerca de la chimenea. Cuando me dio una toalla para poder secarme, rompí a llorar. El abuelo preocupado por mí, preguntó:
-¿Qué ocurre Almudena?
-La bicicleta... Intenté que no la hiciesen trizas... Pero... Pero... ¡Lo siento!- grité desconsolada.
Mi abuelo comprendió todo enseguida, ya que él sabía que había tenido unos cuantos problemas con aquellos chicos. Colocó su mano en mi hombro para animarme y después dijo:
-No te preocupes... Ya me encargaré yo de todo...
Tenía una cara enfadada, tanto que daba miedo. Nunca había visto a mi abuelo así
.


Una mujer mayor que llevaba su pelo blanco recogido en un moño pequeño, entra en la panadería y al verme su cara se llena de alegría. Carmen se encontraba tras suya y deja que la mujer corra a abrazarme. Cuando me suelto de su abrazo, me mira para arriba a abajo y me dice:
-Cuanto has crecido Almudena... Cuando te fuiste no eras tan mujer. ¿Qué te trae por aquí?
La mirada se me oscurece, bajo la mirada y simplemente susurro:
-”Su” aniversario.
Ella me entiende perfectamente, sonríe de nuevo y dice:
-Bueno, pues como bienvenida mi hija te invitará al croissante ese, ¿te parece?
-No hace falta...
-Insisto.
Carmen entra de nuevo en el mostrador y me da el croissant. Me sentía mal, no me gustaba que la gente se apiadara de mí. Pero tampoco quería una discusión con la señora Giménez, ya que tenía un genio... Tremendo. Salgo de la panadería dando las gracias y tras eso me dirijo hacia un antiguo establecimiento. Abro el croissant y comienzo a comer. Estaba blandito y recién hecho, este sabor me recordaba cuando iba a ir a merendar allí junto a mi abuela.
Las calles con niños jugando, los padres hablando en los bares. Todo me hacía recordar. Entonces llego a aquel sitio. Era pequeñito y no llamaba mucho la atención, salvo por las flores que sobresalían. Se encontraban metidas en maceteros, las huelo por unos momentos y el dueño de la tienda sale para atenderme.
Rondaría los cincuenta y pico, pero tenía el pelo de un treintañero. Sus ojos llenos de bolsas denotaban el duro trabajo que suponía cuidar de aquellas preciosas plantas. Se limpia las manos con su delantal y me pregunta:
-¿Puedo ayudarla señorita?
Vuelvo a la tierra y le respondo que sí. Le pido un ramo de rosas blancas mezcladas con rosas negras. Mientras me las envolvías y me las ordenaba con dedicación me vuelve a preguntar:
-¿Qué le trae por aquí?
-En verdad es que soy de este pueblo, he crecido aquí, así que nunca está mal volver de vez en cuando. ¿No crees Joaquín?
De repente deja de envolver y de ordenar, levanta la cabeza y tras mirarme profundamente grita:
-¡Almudena! ¡Cuánto tiempo! ¡No me puedo creer que estés aquí!
-Pues aquí estoy. Ponme lo que te he pedido por favor Joaquín.
El hombre despierta de nuevo y se pone otra vez a envolver las flores.
-¿Para quienes son? ¿Para algún chico?- pregunta sonriendo.
-Son para mi abuelo...
Para de nuevo, mira al suelo y después a la calle. Se aleja del mostrador y coge un ramo de tulipanes. No entiendo el por qué hace eso, me coloco delante de él y le pregunto:
-¿Qué estás haciendo?
-Conozco bien a tu abuelo y sé que le gustarán también estos tulipanes recién cogidos. Tranquila, yo invito- me responde con un guiño.
-No hacía falta Joaquín...
Tras mucho discutir con el hombre ya mayor, me convence para que me llevase las flores. Le pago y me marcho del lugar. Antes de ir al lugar al que debía ir, me dirijo hacia el viejo parque que siempre solía visitar. Allí habían columpios, toboganes, todo lo que un parque necesita para que los niños vayan.
Cuando llego, me encuentro con un parque lleno de hierbajos y ninguna flor, yo recordaba que estaba plagado de margaritas y ahora no estaba nada cuidado. Pintadas y graffitis, eso era lo único que quedaba de los columpios. Me siento en un banco de madera, mirando al columpio que se movía lentamente a causa del viento. Sonaba un chirrido como si fuese sacado de una película, pero aquí en mi pueblo no me ocurriría nada malo. Confiaba en sus habitantes desde el momento en que mi abuelo vengó mi bicicleta.
Huelo las rosas y un movimiento de aire saca varios pétalos...
Un día nublado, lloviendo, y en este mismo lugar ocurrió algo terrible...

Era un día de tormenta, y como decía el refrán: “En Abril aguas mil”. Pero no nos encontrábamos en Abril, sino en Febrero y hacía un frío de muerte gracias a la lluvia. Con una bolsa de deporte, me encontraba caminando y siendo perseguida por mi abuelo. No llevaba paraguas, por lo que la lluvia me mojaba todo el pelo. Me daba lo mismo, lo único que quería era salir de aquí e irme al infinito.
Mi abuelo me seguía con enfado, yo pasaba de él y seguía caminando. De repente me paré en la entrada del parque y tirando mi bolsa al suelo le grité:
-¡¿Qué es lo que quieres esta vez?! ¡¿Por qué no me dejas en paz?!
Él también paró y me miró con cara sorprendida. Después cambió su expresión y gritó:
-¡He venido para llevarte otra vez de vuelta a casa! ¡Aún no te puedes ir!
-¡Me voy porque ya soy mayor de edad y quiero ir a vivir a la capital!
-¡No tienes ninguna experiencia en la vida!
-¡Será porque tú nunca te has dignado a enseñarme! ¡Si la abuela hubiera seguido viva seguro que me hubiera enseñado mejor que tú!
Aquéllo lo grité sin pensarlo un instante, por lo que pasó lo que pasó. Nombrar a mi abuela era tabú para mi abuelo, ya que desde su muerte cada vez que alguien la nombraba se ponía de malhumor y no le hablaba a nadie. Pero esta vez fue diferente. Apretó los puños y después alzó su dedo para señalarme:
-¡Eres una ingrata! ¡Te he estado cuidando desde pequeña y te he enseñado todo lo que sé! ¡Y aún encima pides más! ¡Me había decido a llevarte de vuelta a casa, pero ahora veo que eres un caso perdido! ¡Lárgate de este pueblo de una vez!
Dejé caer mis brazos y le miré durante unos minutos callada. Nadie habló, y después, cansada de ver como el agua caía sobre nuestras cabezas, agarré bien fuerte mi bolsa y me marché sin despedirme de mi abuelo.
Había sido la primera vez que discutía con él y la última ya que desde ese día no volví al pueblo. No quise, ya que me daba miedo enfrentarme a él de nuevo, era un hombre temible.

Me levanto del banco y decido ir a visitar a mi abuelo. Salgo del parque despidiéndome mentalmente de él. Llevo las flores con seriedad y entro a aquel lugar al que nunca deseé ir. El cementerio. Era el cementerio del pueblo, por lo tanto habían pocas tumbas. Poca gente moría en el pueblo. Ando lentamente, leyendo las inscripciones de las lápidas. Quería encontrar la tumba de mi abuelo, y cuando al fin veo su nombre inscrito en una lápida, paro en seco. Me arrodilla hacia ella y dejo los dos ramos de flores. Finalmente me siento en el suelo para contarle las cosas que han sucedido durante estos cinco años.
-Conseguí un trabajo de poca monta con el que pude pagarme los estudios universitarios, ahora soy ingeniera informática. ¿No te parece fantástico? La vuelta al pueblo para visitarte ha sido fantástico, me he reencontrado con el señor Joaquín, con la señora Giménez, con Carmen mi antigua compañera de clase...Supongo que tú estarás bien al lado de la abuela.
Sonrío, alzo la mirada hacia el azul cielo y el sol brillante. Hoy había sido un día favorable. Una lágrima comienza a recorrer mi mejilla, y después de esa, miles más. Le echaba de menos y no podía fingir más.

Me encontraba en el autobús, en dirección hacia la capital. Aquel día también había sido feo, llovía a más no poder. El conductor difícilmente podía conducir. De repente, mi móvil comenzó a sonar. Leí quien era por la pantalla, y ponía que era mi abuelo. Le colgué. Tras un minuto exacto, volvió a llamarme. Enfada le colgué de nuevo, no quería hablar con él. De nuevo, me llamó y harta le respondí la llamada:
-Dime- dije secamente.
-Lo siento, he sido demasiado protector contigo- dijo simplemente y me colgó.
Me dejó confusa en medio de tanta gente. Un mes después, recibí una llamada del señor Joaquín informándome de la muerte de mi abuelo. La causa fue no cuidarse como lo había hecho hasta ahora. En ese momento, caí al suelo de la conmoción. Comencé a llorar como nunca lo había hecho, más que en la mismísima muerte de mi abuela.
Y ahí fue cuando pensé que nunca volvería a ver a mi querido abuelo, el que tanto cuidó de mí y el que tanto me enseñó. Y ahí fue cuando me di cuenta que fue un error por mi parte haberme ido de su lado.


Ahora esas palabras resonaban en mi cabeza, toco la lápida y susurro:
-Yo también lo siento por ser tan estúpida.
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Espero que os haya gustado esta historia ^^ En la próxima entrada hablaré de HP6 (o eso espero) Saludos!

martes, 14 de julio de 2009

La marca de Nuria (Paranoia del tenis intensivo)

Últimamente han ocurrido casos muy extraños... De una enfermedad que acaba de aparecer... Se le conoce como Marca de Nuria ya que el que lo padece tiene esta marca en su espalda:




Así es, la marca de sus manos. Para saber si tu amigo/a padece la marca de Nuria tendrá los siguientes síntomas...

1.- Ataques de locura


2.- Intentos de suicidio


3.- Sordera


Su origen es en las pistas de tenis del Club de Campo de Elda (Alicante), así que tened cuidado o podréis coger la marca de Nuria xDD
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Bueno esta parida, es una paranoia que nos montamos Enia y yo cuando ésta me manchó la camiseta y yo la fastidié aún más dejándole mi marca... Entre el cansancio y la calor, grabamos estos vídeos con la colaboración de Patri xDDD

Espero que os haya gustado, hasta la próxima entrada!

lunes, 6 de julio de 2009

El regreso del Dúo Dinámico!

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, gracias a los ánimos de Sato y de Nara conseguí acabar un capítulo que había empezado hace meses! Me hace mucha ilusión porque he vuelto más fuerte que nunca (y con más tiempo libre), Espero que os guste, aunque bueno, la calidad no es la mejor... Pero tiene páginas a color! Que disfruten ~~ (No sé expresar mi emoción aiss)



Hasta la próxima entrada!