sábado, 5 de diciembre de 2009

Historias de Ewal- Cuando tú me dijiste que me agarrara a tus alas y caí



Bueno, bueno, comenzamos nueva saga en Historias de Ewal aquí en mi blog! Mientras que la historia de amor de Aery Giol y Fer Qel la titulé "Aproximándose a la Luz", esta parte la llamé "Agarrando la Luz", juju, espero que encontréis un por qué a lo largo de estos capítulos xD

Que decir.... Este primer capítulo lo presenté a un concruso de One-Shots de NarutoUchiha y recibió una buena puntuación... Al ser tan corto el capi, lo tuve que alargar y aquí tenéis el resultado xD Una historia interesante, con reencuentros de personajes y nuevos personajes =D

Que disfrutéis!!!

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El sol se encontraba en su total plenitud. Estaba encima de todo, omnipresente. Hacía calor. En medio del desierto, era donde más hacía calor. No había nada. Ni una sombra donde poder cobijarse, ni un pequeño charco del que poder beber, ni un pequeño arbusto del que poder coger sus frutos y alimentarse con ellos. La arena era áspera, y hacía de los pasos de Kaili, mucho más difíciles.
-¡Ya estoy harta!- gritó a los cuatro vientos.
Tras chillar unas cuantas veces más, Kaili cayó rendida al suelo. Se tumbó encima de la arena, algo de lo cual se arrepintió, ya que estaba hirviendo por culpa del calor del Sol. Se levantó enfadada y gritó otra vez algunas blasfemias. Entonces, un pequeño ruido se produjo en el cuerpo de Kaili. Un rugido atroz. Se tocó la barriga. No había probado bocado desde unas cuantas lunas. De una pequeña bolsa de piel que portaba colgado de su hombro, salió un dragón. Era un reptil diminuto, de escamas verde esmeralda. Tenía los ojos de color amarillo, y su cuerpo finalizaba en una larga cola que formaba una espiral. Éste miró a Kaili y se subió encima de su hombro. Con su cuerpo, acarició suavemente la cara de Kaili. Ella le tocó un poco. Comprendía por lo que estaba pasando.
-Ya lo sé Kot, pero recuerda que falta poco para salir del desierto y adentrarnos en Dal. Debo ganarme el pan.
Kot le siguió mirando con su mirada suplicatoria, por lo que Kaili decidió meterlo de nuevo en su bolsa. Soltó un suspiro. Kaili esperaba que aquel infinito desierto no fuese su tumba, ni la de Kot.
Su cuerpo se sentía cansado, decidió descansar allí mismo, aunque hiciese tanto calor. Continuaría su camino por la noche, cuando hacía frío en vez de calor. Cerró los ojos y se adentró en un sueño.
Un suave viento le hizo despertar. Con algo de enfado, se levantó de la arena o lo que antes era arena. Al posar su suave mano en el suelo, notaba que no estaba en la arena. Estaba sentada sobre hierba, verde hierba. Confundida, se puso de pie. Decidió investigar el lugar. El ruido de un riachuelo le llamó la atención y se dirigió hacia allí. Era un río pequeño, de agua cristalina, de repente una gota enorme salió del agua. Se asustó en un principio, pero después se dio cuenta que era Kot que se había bañado en el agua. Le abrazó y le preguntó:
-¿Sabes dónde estamos?
Una luz le cegaba, se tapó con una mano. ¿De dónde provenía tal luminosidad? La luz comenzó a decaer y cuando apartó su mano se quedó perpleja. Era maravilloso. Si solamente lo pudiese coger...
El pequeño dragón le lamió la cara, Kaili se despertó. Se tocó la cabeza, ¿qué era aquello? Entonces, la luz de la Luna la despistó y le hizo olvidarse de aquel extraño sueño. Se puso en marcha, quería llegar cuanto antes a Dal para poder descansar en condiciones y comer buenos alimentos. Kot se metió en su pequeño bolso, forma un pequeño círculo y volvió a dormir.
Cuando iba a comenzar el amanecer, el dulce amanecer; Kaili veía a lo lejos unas luces fijas. Al fin había llegado a la frontera del Desierto Draco con el reino de Dal. Corrió tanto como sus piernas se lo permitían, lo que hizo que se cayese varias veces. Al fin iba a poder comer de verdad. Llegó a un pequeño pueblo exhausta, entró como pudo, arrastrando sus pies.
Al ver el interior del pueblo Daliense se quedó confusa. ¿Por qué la gente al verla cerraban sus ventanas y se entraban en sus casas? ¿Acaso le tenían miedo?
Las casas eran de madera de color claro, y en cada casa había un pequeño jardín con flores muertas que intentaba decorar el hogar. Al recorrerse la mayor parte de la ciudad, llegó a una taberna que parecía la más acogedora de todas las que había visto. Tocó primero la puerta y después atravesó la puerta. El ambiente no era nada alegre. Señores mayores sentados en taburetes bebiendo de su cerveza, las madres cansadas de aguantar el llanto de sus hijos. Lo peor fue que al ver que había entrado alguien nuevo, todos los presentes giraron sus cabezas hacia Kaili. Ella solamente pudo sonreír como una estúpida.
Caminaba lentamente hacia la barra, se dirigió hacia quien parecía la jefa del hostal. Una señora de unos cuarenta años, rechoncha de cara y de cuerpo también. Tenía los cabellos rubios y rizados, pero lo que más llamó la atención de la chica fueron sus labios gordos que se movían con mucha rapidez.
-Perdone...- dijo tímidamente Kaili.
-¿Um?- respondió solamente la señora.
-Vengo a hospedarme aquí, es que me recorrido todo el Desierto Draco solamente para venir a Dal.
Murmullos, y de repente todo el mundo comenzó a reírse. Un señor mayor con un bastón se le acercó y le dijo:
-Jovencita, si te hubieras recorrido aquel desierto estarías muerta, ya que el único que habita el desierto es la muerte.
A la joven se le hinchó la vena del cuello y comenzó a gritar. Comenzó a contar su historia, de cómo había atravesado el desierto y cómo había sobrevivido. Lo contaba todo de manera detallada, y lo que la chica agradecía era la atención del público. Al acabar soltó un suspiro, estaba cansada y necesitaba beber agua.
-Jeje, parece que la chica dice la verdad...
Todos aplaudieron a Kaili y la vitorearon. La dueña de la taberna la invitó a bebidas, en general, pasó una buena noche Kaili.
Al siguiente día, bajó a la barra para tomar su desayuno. Ya no había gente, se habían ido a sus respectivas casas. La chica aún tenía sueño, pero se lo había pasado bien. Mientras que la señora de labios gruesos le preparaba el desayuno, ésta le preguntó:
-Kaili, ¿por qué tan duro trabajo para venir solamente a Dal? Es un reino de lo más normalito.
-Soy trobadora, y me gano la vida contando historias a los habitantes de distintos pueblos. Así que necesito viajar y encontrar lugares nuevos.
-Entiendo...
La chica se tomó tranquilamente su desayuno, y por debajo de la barra le daba pequeños trocitos a su pequeño dragón. No quería llamar más la atención.
-Por cierto, Sra Jadse... ¿Por qué este pueblo es tan triste?
A la mujer se le oscureció la cara, parecía que fuese un tema bastante serio.
-Hay algo en estas tierras que nos quita parte de nuestra energía vital. Por eso, cuando viniste aquí y empezaste a hablar y a contar tu historia, era como si... Como si la parte de nuestra energía que habíamos perdido se recuperase. Tal vez después de todo, necesitemos una trobadora.
Kaili se levantó repentinamente de su taburete. Agradeció a Jadse el desayuno y se marchó de la taberna corriendo. A lo mejor los habitantes del pueblo no lo notasen, pero la joven si que lo notaba. Había algo ahí, que la llamaba. Siguió corriendo rápidamente, lo que hizo, como siempre, que se chocase con toda la gente. Ella se disculpaba, aún así siempre chocaba.
Llegó adonde la hierba cambiaba de color, y el lugar daba un aire más alegre. De su pequeño bolso sacó a Kot y le susurró que la llevara adonde necesita ir. El dragón comenzó a olisquear la hierba, como si de un perro se tratase, y se alejó de Kaili. Seguía oliendo y oliendo.
Kot llevó a la trobadora a un lugar muy peculiar. A un pequeño riachuelo de agua cristalina. En el centro de aquel río, había una roca, y en esa roca un objeto que no podía identificar por culpa de la luz que desprendía. Se acercó poco a poco y como podía. Notó como el agua le mojaba sus pantalones de cuero, no le importaba. Entonces, se dio cuenta que aquel objeto que le quitaba la vida al pueblo de Dal, no era nada más ni menos que una pequeña y débil flor. Kaili la observó con admiración, dijo para sí misma lo siento y la arrancó de la roca. De un momento a otro, el nivel del agua comenzó a subir y arrastró a Kaili con ella.
-¡Es imposible!
El riachuelo se convirtió en un gran río con una gran fuerza de arrastre. La chica chocaba con trozos de rama que le hacían magulladuras y con piedras que le provocaban moratones. Ella intentaba pedir ayuda, pero nadie le escuchaba. Justo, cuando iba a llegar a un lago de mucha profundidad, donde posiblemente se ahogaría. Alguien la sacó. Ella estaba inconsciente, no sabía quien era. Notó de su chaqueta que era un animal con garras muy fuertes. Abrió lentamente los ojos y miró hacia arriba.
Se quedó atónita. Parecía Kot, su pequeño dragón de escamas color esmeralda, pero no podía ser él. Aquel ser era mucho más gran que él y además tenía unas enormes alas de escamas también.
-Kot, ¿eres tú?
Algo le hizo preguntar éso, y algo le hizo saber que sí, que era él. ¿Cómo se había transformado en un ser tan grande? El aire le golpeaba fuerte la cara y elevaban sus cabellos por todo lo alto. Le gustaba aquella sensación, se sentía libre como ningún ser que había volado sobre aquel cielo tan inalcanzable. El gran dragón seguía volando por encima del río, todos los seres que habitaban la tierra le parecían insignificantes a su campo de visión, cuando llegan a lo que parecía el pueblo donde se habían hospedado antes, aterrizó lentamente. Kaili se mareó al principio cuando sus pies tocaron el suelo, pero eso no le importaba. No se lo podía creer. Kot... Inesperadamente, la trobadora abrazó a su amigo al cuello y le dijo:
-¡Te quiero! Gracias, gracias, gracias...
Kot simplemente lanzó un gruñido, entonces la chica se acordó de algo importante. Le dijo que la esperase, fuera hacia la taberna y tras esquivar las preguntas de la Sra Jadse, subió a su habitación y cogió su pequeño bolso. De él, sacó una flauta travesera de color plata, como su oficio era el de contar cuentos, siempre le venía bien tocar su flauta.
Comenzó con su melodía, sabía que aunque Kot estuviese a muchos metros de distancia, oiría su melodía. La melodía de la Luna. El dragón poco a poco fue reduciendo su tamaño al escuchar la canción, y con él, la alegría del pueblo fue creciendo enormemente.
“O señora celestial,
tú que te elevas sobre nosotros,
traémelo de vuelta.
O señora que guarda la noche,
devuélveme los sentimientos.
O señora blanca,
si en serio estás ahí,
por favor,
escucha mi súplica.”
Kaili repasaba la letra de la melodía mentalmente. Aunque no comprendía como Kot se había transformado en un ser tan grande, algún día cuando controlase su transformación llegarían a la superficie de la Luna, la tan ansiada Luna...
Era de noche, y la Luna resplandecía con su luz habitual. Lejos del pueblo se encontraban Kaili montada encima del gran Kot, sintiendo el frío aire en sus carnes. Por unos momentos, parecía que pudiesen coger aquella Luna tan ansiada por ellos. La chica abrazó al dragón y le dijo:
-Creo que nos estamos aproximando a nuestro destino...

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PD Próxima historia: Cuando tú me dijiste que te creyera y me mentiste

Ahora que lo pienso, me encantan los títulos de esta saga *O* Son los más "poéticos"

PD2 la imagen que he puesto, la acabo de encontrar por casualidad y el significado que le he encontrado me ha parecido el que más se parecía a al significado de la historia... (y a los personajes principales)

1 comentario:

Adri Lawliet dijo...

Si! lo he leido!

Dragones... Ewal... Dragones... Ewal... Dragones... Ewal...

BUENA COMBINACIÓN XD. Aunque no me acaba de cuadrar todavía, supongo que como dices vayamos descubriendo poco a poco. Me ha gustado el capitulo, como no, se ve muy interesante. Y el ambiente que le das es maravilloso.

Y descuida, no dejaré atrasar los capis como en la primera parte y los iré leyendo según los pongas, así que aquí tienes un lector asiduo incondicional. Tu recuerda avisarme por si paso por alto las actualizaciones de los blogs ;).

¡Saludos, escritora mia! *-*