domingo, 19 de septiembre de 2010

Ánima Capítulo 10





-Mi nombre es Nathaniel -el ángel al fin tiene un nombre.
Nos encontramos sentados debajo del árbol, donde da una sombra fresquita. Es impresionante lo real que parecer ser el mundo de Nathaniel. Un prado verde, un cielo azul y un punto luminoso que hacía de sol. Hace un viento agradable, seguramente creado por él, que mueve nuestros cabellos.
Sus cabellos son de un rubio dorado, increíblemente largos que a veces le tapa por completo su cara, su cara perfecta, por supuesto. De repente, del árbol, caen dos manzanas, una en mi mano y otra en la suya. Le da un mordisco y dice:
-Por cortesía Eirene… Sino quieres tomar la manzana no te reprocharé nada.
Mis manos acarician la suave superficie de la manzana. Es completamente roja, completamente perfecta. Tengo muchas preguntas para el ángel, pero no sé por donde comenzar.
Dejo la manzana a mi lado, miro a sus ojos azules y consigo preguntarle:
-¿Cómo es que alguien como tú puede llegar a estar aquí?
-¿Te refieres a los Mundos del Más Allá?
-¿Se llama así este lugar? ¿Dónde se encuentran todos estos mundos?
-Sí…Y respondiendo a tu pregunta, he de responderte de una manera muy misteriosa. Cometí un pecado en mi pasado como ángel mensajera y cuando morí, acabé aquí. He perdido la cuenta del tiempo, aunque eso tampoco existe aquí…
Sus ojos están llenos de tristeza, tristeza que intenta evitar. ¿Cómo había acabado aquí? ¿Cuál sería su pecado? Seguramente no me contará mucho más por lo que decido no forzarla a que me responda.
Entonces, sonríe de una manera extraña, le pega un mordisco a su manzana y tras tragarse el trozo, dice:
-Vaya… Es muy triste que gente así se llame como mi especie.
-¿Perdona?
-Nada, nada -intentó evitar su voz melodiosa y cantarina.
Estamos en silencio durante un rato indefinido, sin saber muy bien qué decir. Su mundo es muy distinto a los otros que he visitado, desprende tranquilidad y seguridad. Ella es feliz en este lugar. No espera a nadie en el Otro Mundo, ni nadie la espera a ella.
No parece un castigo después de todo ya que ella misma se ha concienciado. Un escalofrío me recorre al recordar a Julia, a Michael y al rey Guillermo. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Dónde estarían? La segunda pregunta tiene una fácil respuesta, en el mundo de Julia, convertidos en Orioles.
-Dime Eirene… ¿Por qué no quieres recordar?
-Porque duele… Y eso hace que sienta ansía a recordar aún más. No… Estoy feliz tal y como estoy.
-Cuanto más te desprendas de tu antiguo “yo”, más posibilidades tendrás de ir al Otro Mundo. Es un consejo ya que eres una buena chica y además la poseedora del espejo, por alguna buena razón te lo habrán dado.
-¿Qué es lo que quieren de mí?
-No lo sé… Y tampoco me gustaría saberlo. Se cierne un cambio en estos mundos dispuestos para nosotros y seguramente tu serás uno de sus caballos de reserva… -sabía a que cambio se refería, a la rebelión de Julia.
Suspiré y Nathaniel cierra los ojos. El viento le da en plena cara y puedo descubrir al fin su verdadera belleza. Impresionada, guardo esta imagen para toda mi vida.
-Ariella…
-¿Quién?
-Ese era mi verdadero nombre, Ariella. Pero un hombre me lo cambió, me cambió toda mi vida, me dio una nueva personalidad y me dio un nuevo nombre. Nathaniel… -repuso seria-. Eirene, no tengas lástima de todas las ánimas de estos mundos ya que la mayoría se merecerán estar donde están. No te pierdas de tu camino, no olvides tu rumbo.
No llego a comprender sus palabras. Parece como si estuviera hablando con acertijos, como si supiera lo que fuera a pasar. Despliega sus alas, quizá para estirarlas. Repentinamente una palabra llega a mi mente y me provoca odio. Me agarro la cabeza, me tiro al suelo, ¿quién es? Las imágenes pasan confusas, no las entiendo. ¿Quién es él? ¿Quién es ella? ¿Quién soy yo?
No quiero saberlo.
Siento la mano de Nathaniel sobre mi cabeza, acariciándomela.
-Eirene… Ha llegado…
Un ruido ensordecedor se hace dueño del mundo del ángel. Intento taparme los oídos sin mucho éxito, ¿de dónde venía semejante sonido? Alzo la mirada y me encuentro con un vehiculo de lo más extraño. Largo, grande y con compartimentos.
-¿Un tren?
-Ha venido a recogerte -la miré interrogante-. Desconozco su parada, pero aprovecha y no pierdas esta oportunidad.
Me agarra de los brazos y con sus alas desplegadas, me lleva volando hasta el tren, el cual se encontraba a una distancia normal de nosotras dos. Me acompaña hasta un vagón rojo, me deja en la puerta y se despide.
-Buen viaje Eirene… Me alegra haberte conocido… Quizá ahora tenga a alguien a quien esperar -y su sonrisa es una de las más bellas que jamás habré visto.
Entro en el vagón y todo desaparece a mi alrededor. Solamente existe el tren. Por las ventanas se ve la nada. ¿Adónde llevará? ¿Dónde acabaré? Cansada, no sé muy bien por qué, me siento en el cómodo asiento. Cierro los ojos y hago como que duermo, dejándome llevar por el sonido del motor. Era todo tan tranquilo…

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Y con el dibujo de arriba (Eirene y Michel) celebro el décimo capítulo de Ánima, una historia con un toque meláncolico, triste y fantástico que nos conduce por los caminos de la muerte... A partir de este capítulo muchas cosas pasarán y otras quedarán por pasar...

1 comentario:

Animegris dijo...

Deberías de Hacer un Manga, ir añadiendo las ilustraciones a tus historias, muy buenas...