sábado, 4 de septiembre de 2010

Ánima Capítulo 9




Esquivo todos los ataques que me lanza el rey Guillermo, no sé como contraatacar ya que no deja ningún espacio. Tiene una defensa perfecta. Cuando estaba vivo seguramente era un excelente rey que combatía con valentía. A pesar de haber tenido una edad avanzada, al desear vencerme, su mundo le ha concedido la fuerza y la velocidad de un joven.
Agarro con fuerza el mango de mi espada y le intento embestir, pero no funciona, me esquiva sin ningún problema. Podemos pasar así mucho “tiempo”, pero el cansancio se va apoderando de mi alma por culpa de la influencia del mundo del rey. No quiero que me hiera ya que seguramente dolerá y eso hará que me una a su mundo, como cuando recordé cómo llorar.
Su velocidad repentinamente aumenta con su deseo de demotrarme que sigue vivo, y ante mis ojos, sus piernas son el suelo, su cabeza es el cielo y su cuerpo es un árbol. Está complemante unido a su mundo, tanto que no tiene conciencia de su propia muerte. Me paro a pensar en lo terrible que debe ser eso, y entonces las palabras de Julia atacaron mi cabeza.
“¿Para qué crearon estos mundos entonces?”
Con la espada paro un golpe fortísimo del rey Guillermo, mis piernas flaquean y caigo al suelo de culo. El rey levanta la espada por encima de su cabeza, quizá para “matarme”. Yo no cierro los ojos ni me doy por vencida, nada de eso. Aprovecho esos segundos en los que baja su espada lentamente y le asesto la espada en el corazón.
Él me mira sorprendido. Su espada produce un sonido metálico al caerse y chocar contra un suelo creado por el rey Guillermo. Retrocede unos pasos confuso, mira la espada insertada en su pecho y de nuevo me mira a mí, exigiendo explicaciones.
Tras suspirar, me levanto y se lo digo con una voz tranquilizadora:
-Ya se lo dije, vos estáis muerto, al igual que yo.
-N-No puede ser… P-Pero, Catalina, ¿por qué? ¿Cómo ha podido suceder todo esto?
Unas imágenes aparecen a nuestro alrededor, rodeándonos y mostrándome que había ocurrido en realidad.
El rey Guillermo, su amante o mujer Catalina. Ellos dos abrazados, besándose apasionadamente. Ambos se repetían “te quiero, te quiero, te quiero”. Pero había algo extraño, la mirada de Catalina era sin sentimientos, entonces, el rey Guillermo Adolfo de Montoya dejó de moverse y sus últimas palabras fueron:
-Perdóname, por favor…
Y así fue como murió el rey. Lo restante no se puede ver porque ya no está en la mente del rey Guillermo, sino en la de su amante, Catalina.
No sé como sentirme. Debe de haber una explicación clara de por qué Catalina pudiera haber matado al rey Guillermo. Pero entonces entiendo que da lo mismo, porque no va a volver a los brazos de su amada y no podrá pedirle explicaciones jamás. Estará encadenado a este mundo, más bien fusionado, hasta el fin de los tiempos. Entonces, siento pena por el rey, el cual está en el suelo, sentado, sin poder creérselo aún.
Por eso mismo dice que está vivo.
Mi respiración se vuelve acelerada, ya no tengo nada más que hacer en este mundo. O quizás sí…
El rey Guillermo sigue en un suelo imaginario, ahogándose en su desgracia. Le toco un hombro y sin que deje que me diga nada, digo yo primero:
-En este mundo podrá obtener lo que quiera, ya no puedo hacer más por vos.
Él me mira con unos ojos que nunca habíha visto en su rostro. Agradecimiento. Sé que nunca pronunciará las palabras, esas palabras. Pero tampoco me hacen falta. Lo único que deseo es que no acabe convirtiéndose en un Oriol.
Por desgracia, cuando invoco el espejo, el rey desaparece de su propio mundo. El rey desaparece a gritos, deseoso de esatr en los brazos de su amada Catalina. Cansada, sin saber por qué, suspiro. Toco el marco del espejo y lo traspaso.
En el viaje hacia otro mundo me pregunto sobre mi verdadera misión, ¿qué es lo que debo hacer? ¿Debo apaciguar a las otras almas? ¿Debería parar a Julia y su plan? Me siento confundida, ¿por qué tuve que salir de mi mundo si alli era verdaderamente feliz?
Las preguntas abrasan mi cabeza, y para cuando me doy cuenta, el viaje ha terminado. Observo mi mano, aunque en verdad no lo haya hecho, me siento como si hubiera matado a un hombre de verdad. La abro y la cierro varias veces, entonces me fijo de mi alrededor.
Escucho pájaros, siento el viento en mi piel; caigo de rodillas y la hierba me acaricia las manos. Y en lo alto de un árbol se encuentra un ser inmaculado con dos grandes alas colgando de su espalda. Recuerdo que tenían un nombre aquel tipo de seres, pero que también que ellos no podían morir. ¿Qué hacía un ángel entonces en un mundo como éstos?
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Sé que la imagen que he colocado no tiene mucho que ver con este capítulo ni con los siguientes, pero es para que busquéis el significado que le doy a esta imagen. Y es que el camino de Eirene de momento no parece tener fin y su camino sigue en estos mundos del más allá...
Espero que hayáis disfrutado :3
Tal vez os interese, pero estoy planeando hacer un spin-off sobre la vida del rey Guillermo (en el cual contaré su historia de amor con su amante) cuando acabe Ánima :D

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay que me lol, ya decía yo que no entendía este capítulo. Se me había pasado el anterior, y yo sin darme cuenta T___T

Rey tonto, hazle caso a los que se te aparecen de pronto y te dicen que estás muerto, y sobre todo si traspasa paredes, joder xDDD

Esta historia tiene un punto tristón y profundo que me encanta. ê_ê

Te quiero, premah ♥