sábado, 25 de diciembre de 2010

Experimento Parte 2


Bueno, si seguís mi blog habitualmente sabréis de que experimento me refiero xD Exacto, al de las opiniones a primera vista sobre la gente, a ver si conmigo son buenas a primera vista o no... ¿Comenzamos?

-Tutora, profesora de Biología y CMC: tal y como me suponía ha resultado ser una estupenda tutora, pero le he encontrado un fallo. O parece que te esté vacilando o parece que esté de mal humor cuando te habla, al menos a mí me hace sentir de ese modo cuando hablo con ella xDD Sus exámenes, jodidísimos xD

-Profesor de física y química: no es tan mal profesor como me lo pintaron la verdad. Sí es cierto que explica rápido, pero si hay alguna duda, para y lo vuelve a explicar (y yo le entendía, lo más importante). Es bastante simpático cuando lo conoces :D

-Profesor de mates: umm, con este me tengo que llevar cuidado en los exámenes (no me lo esperaba la verdad), que explica super bien pero los exámenes son super jodidos xD Claro aquí la gente aprueba porque va a academias D: (lo cual no es malo, eh)

-Profesor de valenciano: tendrá la voz que tenga pero es el profesor más cercano de todo el curso. A final de la evaluación nos llamó uno por uno comentando todas las notas que tenía sobre nosotros y preguntándonos cosas sobre nosotros (sobre si nos gustaba la clase y tal, eh, no penséis cosas raras).

-Profesora de inglés: da unos apuntes magníficos, es muy simpática pero en los exámenes exige mucho y aún encima es quisquillosilla xD Pero bien :D

-Profesora de filosofía: esta es con la que más me he equivocado la verdad u_u Entre que cuando explica (que habla ella sola en la clase) se pierde en su propia explicación y luego cuando hace las medias las hace para abajo, no sé, no sé... Por mucho que me guste su ropa me ha defraudado xD

¿Recuento?

Como comenté varias cosas sobre cada profesor y en unas he acertado y en otras no, me pondré 4'5 de 6 xD Ais, como nos sorprenden xD

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Transición (Spin-Off Ánima)



Tras un parón impresionante, aquí os dejo con un spin-off de Ánima que se me ocurrió a través de un sueño. No es el spin-off del que os hablé sobre el rey Guillermo, ese lo escribiré cuando acabe Ánima. Este corto relato me parece medianamente interesante de leer y para comprender mejor el mundo en el cual se encuentra Ánima. Poco a poco, sin darme cuenta, voy sentando las bases de este escalofriante, pero bello mundo. Este spin-off nos contará el no tan irrelevante pasado de Nora (un personaje realmente irrelevante xD) Y quizá, con las pistas que os he ido dejando, conozcáis la persona en la cual me he inspirado para inventar a Nora. Ojalá que os guste este relato!!

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Cuando abrí de nuevo los ojos no me lo podía creer, sin embargo era real. Alzaba mi mano para que me protegiese de la luz lunar y podía salvarme. Apenas había sentido dolor cuando aquéllo había sucedido, sin embargo dentro de mi cuerpo tenía un extraño sentimiento. ¿Qué hacía allí? ¿Por qué seguía estando en la Tierra?
Sentía el roce del viento por mis brazos y al fin me decidí a levantarme de la acera. Podía, tenía fuerza para poder levantarme, pero me encontré con la terrible realidad. Me encontré con lo que había pasado. Ahogué un grito cuando encontré mi cuerpo salpicado de sangre, con mis ojos azules abiertos, casi descolocados pidiendo ayuda a los ciudadanos.
Al parecer no habían llegado a tiempo.
Solamente porque él no había frenado, porque él iba bebido. Yo había pagado su error.
No quise continuar en aquel lugar, por lo que continué andando, alejándome del barullo de gente y del ruido de las ambulancias. No iban a recuperarme después de todo, mi alma se había separado de mi cuerpo.
No supe cómo ni por qué, pero acabé en la puerta de un supermercado. No sentía hambre, sin embargo mis pies me llevaron hasta aquel lugar. Me di cuenta de que la gente no notaba mi presencia, e incluso me traspasaban. Evité llorar o ponerme triste, tarde o temprano vendría la depresión.
Alguien paró al lado mío, giró su cabeza y me miró fijamente. Él también era un muerto como yo, a parte de notar mi presencia, emitía un centelleo extraño y no era totalmente opaco. Su mirada era triste, enfadada, tampoco comprendía por qué había acabado allí.
Una joven de cabellos castaños largos pasó corriendo al lado mía, chocando conmigo y entrando al supermercado. A través de las puertas transparentes nos señaló a ambos y continuó corriendo. Comprendí perfectamente su mensaje.
De repente me vi rodeada de estanterías de comida: galletas, papas, verduras, pescado... Parecía el paraíso a pesar de que yo no podría comer todo éso.
Suspiré tristemente, por desgracia nadie me oyó salvo los que eran como yo.
Todas las almas perdidas comenzaron a correr a más velocidad, gritaban como si la situación fuese divertida. Yo, en cambio, no los entendía.
-¿Por qué no te diviertes? ¡Esto es muy divertido! -me soltó la joven de cabellos castaños.
Yo, simplemente, preferí no responder.

¿Qué había sido de mi cuerpo? ¿De mis padres? ¿De mis amigos? ¿Qué había sido de ellos?
A pesar de que hubieran pasado ya una semana desde mi muerte, me encontraba sentada en un rincón de aquella habitación oscura. Una señora mayor, de aspecto enclenque y pobre nos había conducido hasta aquel apartamento lejano de la ciudad. No nos había dado respuestas, no nos había dirigido la palabra en toda la semana, lo único que hacía era traer más y más almas a aquella habitación.
Unos hacían buenas migas con los demás, otros, como yo, se mantenían al margen de todo.
Cuando los rayos del sol se fueron colando por la ventana, noté una energía extraña que recorría mi espíritu. Nadie lo había notado aparte de yo, por lo que me dirigí hacia la ventana y pasé la mano por delante del cristal.
No era translúcida, era totalmente opaca. ¿Qué era lo que había ocurrido?
Miré confusa a aquellas personas que eran igual que yo, hicieron amago de tragar saliva aunque no tuvieran. Era completamente extraño. Cerré los ojos y dejé que el calor del sol rozara todo mi cuerpo.

-Al parecer han comenzado ya los efectos de la transición -dijo finalmente la anciana.
-¿Cómo has dicho? -soltó uno de un grupo de almas.
-Lo que le ha ocurrido a esa chica os ocurrirá también a vosotros -estaba claro que se refería a mí-. Mi nombre es Clarice y soy la encargada de conducir a las almas de esta ciudad a este sitio donde tendrán que hacer la Decisión.
-¿La Decisión?
-Sí, deberéis escoger entre vivir una semi-vida o continuar hacia delante, sin conocer el camino ni el final.
Todos se quedaron callados. Clarice anduvo lentamente hasta que paró delante mía, me examinaba con aquella mirada marrón miel. Mis manos temblaban y comenzaban a sudar. Estaba sintiendo lo que iba a ser una semivida.
Entonces, Clarice se giró y se dirigió hacia los demás presentes.
-Una semi-vida... Muchas almas lo han elegido y otras no. Viviríais como mortales o humanos -como prefiráis decirlo- mientras la luz del sol se mantenga sobre el cielo. No podréis contactar con los que están vivos de verdad, simplemente sentiréis las simples necesidades de los mortales. Por la noche, recuperaréis vuestra apariencia espectral, sin embargo podréis seguir haciendo otras muchas actividades...
Mientras continuaba hablando la anciana, por mi cabeza pasaban muchas ideas, muchas decisiones. Parecía como si de alguna manera, Clarice nos intentara convencer para que nos quedáramos aquí.
-No estaréis solos por supuesto, como ya os he dicho antes, hay otros que decidieron quedarse aquí. Podéis salir fuera y comprobarlo por vosotros mismos -muchos sonrieron y otros se quedaron igual que estaban-. Eso sí, esta transición no durará todo el tiempo que queráis. Tenéis tres días a partir de ahora para decidir continuar o no. Cuando el sol del cuarto día salga y no os habéis decidido, os convertiréis en fantasmas errantes, para siempre.
La chica de cabellos castaños ahogó un grito. Parecía una película de miedo de verdad.
Lo más terrible era que no sabía qué decisión tomar todavía y sólo tenía tres días...

Cuando todos notaron como sus cuerpos se volvían opacos, decidimos salir a la ciudad y comprobar con nuestros -recién recuperados- ojos lo que había dicho Clarice.
Era impresionante como las almas se podían comportar sabiendo que los vivos no los podían sentir. Hacían barbaridades y se reían a su costa. En aquellos momentos pensé que hacían todo aquéllo simplemente porque sentían envidia de ellos, por seguir vivos.
Recordé que hacía poco había visto en la tele una serie sobre una médium, una persona que podía contactar con los muertos. Ahora que yo pertenecía a ese mundo, me preguntaba si realmente existían esas personas.
Estuve paseando con la joven de cabellos castaños cuyo nombre era Anne. En su otra vida era una universitaria que estudiaba Bellas Artes, realmente le gustaba su vida.
El día se marchó y con él, la sensación de estar viva. Suspiré tristemente. Me encontraba con Anne en un prado, ambas sentadas sobre la hierba y observando como otras almas habían robado unas motos y comenzaban a conducirlas como auténticos críos.
-¿Por qué no nos quedamos aquí? Seríamos realmente felices -soltó ella repentinamente.
Por unos instantes había hecho como que no le había oído, pero posó su mirada en mí y me obligó a responder.
-Yo lo que quiero es ascender, me da igual todo ésto.
Había tomado la decisión durante el día, viendo como se vivía estando semi-vivo y no me gustaba. Prefería caminar por un camino inseguro a llevar esa semi-vida por el resto de la eternidad.
-Oh vaya... No creía que fueras a decir éso, Nazaret...
-¿Por?
-Tu mirada es fuerte y segura, y además se nota que amas este mundo y que no quieres alejarte de él -se mantuvo callada por un rato, esperando, tal vez, a que yo dijera algo-. Todos van a quedarse aquí, les gusta ésto.
“A mí no” pensé.

Era la noche del tercer día. La mayoría de almas ya habían hecho su elección y se encontraban de pie apoyados en la pared esperando a que apareciera Clarice. Anne había tenido toda la razón del mundo, todas las almas mostraban su aceptación hacia la semi-vida, todos menos yo.
“¿Ocurrirá lo mismo en las demás ciudades?” Aquel pensamiento se encontraba presente en todos los momentos, me daba miedo pensar que la mayoría de almas decidieran quedarse aquí. ¡El mundo se colapsaría de almas! Al menos eso pensaba yo.
-No todos tienen la oportunidad de elegir. Mientras que unos son enviados directamente al Cielo y otros son enviados a los Mundos del Más Allá, vosotros tenéis la oportunidad de elegir. No os puedo dar la razón por la que habéis sido escogidos, pero así es y debéis aprovecharos de éso.
“Así pues, ¿quién va a seguir continuando por el inseguro camino que tal vez no tenga fin?”
Nadie se movió, excepto yo.
Clarice me miró con cara apenada y muy, muy triste. Lo había sabido desde el primer momento, desde que me volví opaca. Supo que yo seguiría adelante, porque me dolía seguir estando aquí.
Lo último que vi de aquel mundo fueron los ojos marrones miel de Clarice y la mirada triste de Anne. Ella no tenía el suficiente valor para seguir adelante, pero yo, para mi desgracia tal vez, sí.

-Olvida tu nombre, olvídalo todo.
Podía escuchar el sonido de un tren, se movía rápidamente.
-No vas a seguir en el camino, vas a tener que detenerte. Tu nuevo nombre será Nora y deberás guiar a las ánimas perdidas, a los atrapados en los Mundos del Más Allá, hacia el Cielo. Tú nunca podrás cruzar esta puerta, nunca.
La voz grave y firme se fue alejando, dejándome sola y desamparada en el vagón del tren. Sentía ganas de llorar y de gritar. Tal vez era el castigo que me merecía, por no haberme quedado, tal vez Clarice también sabía aquéllo...
Caí de rodillas y miré con rabia la puerta que nunca iba a cruzar, la cual se convirtió en mi último obstáculo.
Y sin quererlo ni desearlo, sentí como mis últimas emociones y recuerdos de mi antigua vida se desvanecían, convirtiéndome en un espíritu vacío...
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Hacía tiempo que no escribía un final tan triste en una de mis historias (soy realmente conocida por éso). Espero que este spin-off os haya aclarado algunas dudas y os haya hecho interesar sobre otros personajes que no sean Eirene (maldita chupacámra xD).

¡Nos leemos!