lunes, 8 de noviembre de 2010

Ánima Capítulo 12

Sorry por la tardanza y por la inactividad del blog u_u Es que he tenido unos cuantos problemas (entre ellos la vagueza). Bueno, aquí os dejo con el capi 12 de Ánima!!
------------------------------
Sus ojos no me pueden dar más información de la que me ha dicho. Me miran seria, sin mucha expresión. ¿Quién era aquella chica? ¿Por qué estaba allí?
-Me parece que tendremos que irnos un poco más atrás, te has adelantado a tu camino impuesto…
De repente, la joven chasquea los dedos y todo se mueve a nuestro alrededor, para acabar finalmente donde había empezado todo, en el vagón que había subido.
-Así está mejor… ¿Quieres preguntar algo antes de comenzar el verdadero viaje? -se cruza de brazos y tras pensárselo mejor, vuelve a decir-. Pero no más de tres preguntas, quizá haya cosas que no es conveniente que las sepas ahora…
Observo sus ojos verdes, los cuales repentinamente cambian a un color más azulado. Tal vez no vaya a conseguir mis respuestas ansiadas… Suspiro y pregunto al fin:
-¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? ¿Adónde ha ido Samuel?
-Cuando estaba viva tenía un nombre, pero hace mucho que lo olvidé… Soy un ente que guía a las ánimas perdidas que tienen la oportunidad de curzar al verdadero cielo. Poco más te puedo decir, porque sino, te revelaré parte de tu viaje…
-¿C-Cómo te puedo llamar entonces?
Se queda pensativa durante unos instantes y por primera vez, me parece ver algo de luz en sus ojos verdes, pero pronto se apagan.
-Puedes llamarme Nora.
Ambas nos sentamos en uno de los asientos y no nos decimos nada más. Simplemente dejamos que el tren siga haciendo su recorrido interminable y sin destino fijo. Nerviosa, me propongo a ver a través de las ventanas.
Me sorprendo al ver un cielo oscuro y lleno de puntitos blancos que iluminan el cielo. Miro a Nora confusa, intentando pedirle explicaciones, pero me echo atrás recordando su actitud fría. Parece mentira que mi vida haya acabado, me siento tan…
¿Viva?
Creo ver en aquel cielo oscuro figuras, figuras que se mueven. Abro y cierro los ojos, creyendo que todo era parte de mi imaginación.
Nora, quien tiene los brazos cruzados, sonríe satisfecha.
-Dime Eirene, ¿por qué no quieres saber que te ocurrió realmente?
Dejo atrás la espectacular visión de los puntos blancos para centrar toda mi atención en mi guía. Me parece extraño que ella comience una conversación, se había mostrado tan poco sociable conmigo…
-No sé… No quiero seguir estando atada a mi pasado.
-Aún así no acabaste en el Cielo, sino en los Mundos del Más Allá. ¿Qué es lo que piensas al respecto? -hace una pausa para que le responda, pero al no ver señales en mí de contestarle, continua-. Yo creo que en verdad no estamos muertos, al menos en alma, porque si te das cuenta, tenemos plena consciencia de nosotros mismos, solamente nos hemos separado de nuestro cuerpo físico para acabar aquí… Desconozco nuestro fin. En mi anterior vida tenía varias teorías al respecto, pero ahora siguen siendo eso, meras teorías y suposiciones de una chica que no quería creer en otras cosas…
“Sé que nunca me podré reencontrar con mis seres queridos. Sé que por los pecados de mi pasado, estaré aquí eternamente; aún así, no es un castigo para mí… La muerte es solo un proceso más, como el crecimiento…”
Todo parece tan irreal y a la vez tan real… Quizá Nora tenga razón después de todo, pero yo no soy quien para preocuparme por esas cosas. No sabía cual era mi objetivo, ni mi destino, simplemente me guiaba por el espejo. Paso la mano por mi largo cabello y Nora observa el espacio.
-Creo recordar que a mí siempre me gustaban las vistas así…
-Me es doloroso recordar mi pasado Nora. Sé que hice algo malo y… y… tengo miedo -le confieso al fin.
Con lentitud, Nora gira la cabeza para observarme. Esta vez sus ojos están llenos de vida, resplandeciendo con luz propia. Maravillada, no me doy cuenta que apoya una mano en mi pecho, donde antes estaba el corazón que latía con fuerza.
-Estás llena de vida Eirene, aunque no te lo creas. Y espero sinceramente, que encuentres tu camino. Yo simplemente te guiaré hasta tus memorias, el resto es cosa tuya…
Anonadada por sus palabras, noto como la presión de su mano sobre mi pecho aumenta. Siento un dolor asfixiante, aguanto las ganas de gritar. Me dejo caer hacia atrás y entro en la nada. Lo último que pude escuchar fue el ruido del tren…
Que se convirtió en el de una alarma horrible que me hizo despertar.

No hay comentarios: