lunes, 31 de agosto de 2009

Historias de Ewal- El árbol milenario


Ahora mismo me encuentro oyendo "Sidewalks" de Story Of The Year, un grupo que me recomendó Mario. Que os puedo decir, es una canción muy tranquila y creo que le pega bastante a esta historia. Os recomiendo escuchar esta canción ;D
Seguimos con la odisea de Aery Giol, aquel muchacho de cabellos azules y ojos violetas...
¿Qué le deparará el norte de Ewal?
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Contaban leyendas antiguas, que existía un árbol que nunca moría. Había estado ahí, generación tras generación. Alto, de una robustez inimaginable y con ramas tan largas que nadie había conseguido traspasarse todo el árbol entero. Las hojas que colgaban de las ramas, nunca caían, nunca se marchitaban. Aunque en la época de fruta, colgaban todo tipo de frutas y en la época florar, colgaban cualquier especie conocida de flor. A su alrededor, un verde prado con pequeños arbustos silvestres. Según la versión de dicha leyenda, alrededor del verde prado habían horribles monstruos o un gran campo de grandes espinas. Un pequeño poblado se encontraba cerca del árbol que nunca moría, y ellos son los únicos que conocían la verdad de la leyenda. Siempre habían vivido ahí, junto al árbol y a un pequeño riachuelo que regaba el árbol todos los días.
Corrió un chico de cabellos castaños y ojos azules por el verde prado. Iba a reposar su cabeza en el robusto tronco del árbol. Cada tarde hacía lo mismo, le ayudaba a descansar. De repente, cayó del árbol un hombre de extrañas ropas. Iba enmascarado y de color rojo. El chico no se podía mover, estaba atemorizado. Cuando el hombre se dio cuenta de su ventaja, fue hacia él y justo cuando iba a atacar al niño, alguien aún más extraño defendió al joven. Iba encapuchado, y estaba colocado detrás del hombre. Con solamente un toque en su espalda, el hombre cayó al suelo inconsciente. El niño asustado iba a huir del encapuchado, pero entonces vio que el encapuchado pegó un soplido y dijo:
-Uno menos.
Se quitó la capucha con delicadeza. El chico se quedó con los ojos como platos. Un joven unos cuantos años más mayor que él le había defendido de aquel hombre. Tenía un aspecto raro, cabellos azules como el cielo y ojos de color tulipán. El chico sabía que los habitantes de Ewal tenían los ojos azules, entonces supuso que aquel joven no era de aquí. Observó que el peliazul se le acercaba y le preguntó:
-¿Te encuentras bien?
La voz del joven sonaba tranquila y serena, como su rostro. El chico estaba confuso, pero lo primero era agradecer al extranjero por haberle salvado.
-Si... Gracias. Mi nombre es Yuipte.
-Yo soy Aery, un placer.
El joven de nombre Aery, le tendió una mano a Yuipte para que se pudiera levantar. Tras eso, le pregunta que qué hacía allí. Yuipte le respondió que siempre iba allí a descansar. Entonces Aery le contó la historia de los bandidos en Ewal, y que el hombre enmascarado que le había atacado era uno de ellos. El rey de Ewal había mandado una oferta a cualquier valiente para combatir a los bandidos, pero todos habían caído. El único que quedaba era Aery, que al parecer de Yuipte no le parecía ningún guerrero, sino un joven normal y corriente quitando el pelo y los ojos. Aery al terminar de contar su historia, suspiró, Yuipte sospechó que se dejaba una parte de su historia, pero prefirió no preguntar y mantenerse callado. El extranjero tras pegar un salto, cayó justo al lado de un caballo gris. Yuipte se apartó un poco, temía a los caballos, ya que uno en el pasado le pegó una coz en el culo. Al observar su miedo hacia los caballos, Aery sonrió y tras acariciar al caballo dijo:
-Tranquilo, Antares es muy pacífico.
Yuipte suspiró de alivio. Entonces le ofreció a visitar su villa, y pasar unos días allí. Aery tuvo que pensárselo durante un rato, ya que él se dirigía hacia la frontera del norte de Ewal y se encontró con el árbol en medio de su camino. Su problema era que no le gustaba estar con mucha gente, desde que le ocurrió aquéllo... Al final aceptó el ofrecimiento de su nuevo amigo y después de montar en Antares se dirigieron hacia la villa del árbol milenario.
Cada día a cada hora, una joven de cabellos color oro y largos miraba por la ventana de su habitación esperando el regreso de aquel joven, que desapreció de su vida como una brisa de viento. Sus ojos azules observaban tristemente el largo camino por el que varios peregrinos y mercaderes recorrían para poder llegar al castillo. Su corazón apenado aún recordaba como aquel joven la salvó de un bandido. Cada vez que recordaba su mirada, su corazón gritaba de alegría. Tras correr las cortinas, se dio la vuelta y salió de su habitación.
-Debe regresar con vida.
Era lo único que deseaba. Ya había perdido a su prometido, al que tanto había querido. Pero era demasiado codicioso, y esa codicia tan suya, lo destruyó desde dentro. Entró en la habitación del rey, como siempre, se sentaba a su lado a escuchar las órdenes del día. Admiraba al rey, aún estando enfermo, ejercía su trabajo como gobernador del reino. Aún sin ver nada, mantenía que viviría hasta que su cuerpo lo permitiese. Además, apreciaba Ewal más que su vida, aunque corriera por su sangre la maldición de la familia real. Tras apuntarse mentalmente las órdenes del rey, se levantó e hizo una reverencia.
-Volveré mañana- dijo amablemente.
-Gracias por tu ayuda Fer...
-De nada mi señor.
Salió de la habitación y cerró la puerta con delicadeza. Ewal estaba muriendo poco a poco, y con la vida del reino, la vida de su rey también se estaba acabando. Fer jugueteaba nerviosamente con su vestido. La situación se estaba volviendo muy complicada.
Yuipte se agarraba fuertemente a la cadera de Aery. No le gustaba montar a caballo, al joven muchacho le daba miedo aquel majestuoso animal. Yuipte se fijó en una cosa en la cual no se había fijado antes. Sus ropas eran muy simples para querer salvar el reino de Ewal. Un pantalón que no le llegaba a los tobillos de color gris, casi como el pelaje de su caballo. Llevaba encima una gran túnica con capucha de color marrón claro. Aquel joven cada vez confundía más a Yuipte, a pesar de haberle contado su historia, no sabía de donde venía. Por lo que tenía entendido, se distinguía a la gente de los diferentes reinos por el color del los ojos. Giró la cabeza varias veces. El muchacho no iba a desconfiar de aquel extranjero que le había salvado la vida.
-¿Tu aldea está muy lejos?
Yuipte volvió y con él su sensatez.
-No, falta a que las flores del camino cambien de color.
-Que raro... ¿Cuál es el motivo?
-Por el poder ancestral del árbol, hace que todo a su alrededor sea hermoso.
Aery no respondió, seguía mirando con el rostro serio el horizonte. Para él, el horizonte era una gran línea que si la traspasabas te llevaría a un lugar diferente. Además de que representaba la línea de la vida, recta e interminable. En su pasado lo había comprobado. Tras pasar el horizonte, llegó a Ewal, el famoso reino pacífico. Donde cualquier cosa podía hacerse realidad. Un ligero viento se movió, era frío y desconsolador. Un mal presentimiento recorría la espalda de Aery. Yuipte notó el cambio de expresión de Aery, por lo que se asustó. Antares aumentó la velocidad de su galope, el viento cada vez se hacía más fuerte. Tan fuerte, que golpeaba con furia la cara de Yuipte. El muchacho apoyó su cara en la espalda de Aery, era rígida y acogedora...
-Yuipte, despierta. Ha ocurrido algo... Lo siento mucho.
El muchacho de pelos castaños, abría lentamente sus ojos. Se había dormido durante el trayecto. Entonces, la imagen borrosa que llegaba a su mente, lo despertó por completo. Se tapó la nariz repentinamente. Olía a madera quemada, y a fuego. No se lo podía creer. Un gran fuego estaba destruyendo su preciado pueblo. Las llamas eran grandes, y transformaban todo lo que tocaban en cenizas. Ante sus ojos el lugar donde había crecido y había vivido muchas aventuras, se estaba desvaneciendo con el fuego. Yuipte cayó al suelo destrozado, se apoyó en sus rodillas como pudo. De sus ojos comenzaron a caer lágrimas, no había podido hacer nada. Aery estaba de pie, justo al lado del chico con lágrimas. Yuipte estaba durmiendo así que no se enteró de quien fue el que originó el incendio.
Antares cada vez galopaba más rápidamente. Aery cada vez estaba más nervioso, mientras tanto Yuipte dormía plácidamente en la espalda de Aery. A lo lejos consiguieron ver unas enormes llamas que alzaban ante ellos. El chico de cabellos azules se temía lo peor, por lo que bajó de su equino amigo y dejó a Yuipte durmiendo en su lomo. Corrió con sus atléticas piernas hacia el origen del fuego. El olor a quemado era más fuerte mientras se acercaba más. Lo que se encontró era algo que ya se esperaba. La aldea se estaba incendiando. Había llegado demasiado tarde, no podía apagarlo. Entonces, escuchó un grito de una persona. No se lo pensó ni dos veces. Se adentró en el poblado con llamas a salvar a la persona. que había lanzado un grito. El fuego dentro del pueblo era más violento y atacaba con rabia al joven muchacho. Aery con los brazos intentaba que el fuego no le atrapase. Los edificios más grandes del poblado aún no se habían descompuesto, pero pequeñas casetas o parecidos, habían acabado convertidos en cenizas. Otro grito desgarrador. Aery se dio la vuelta, estaba perdido. No sabía donde se encontraba aquella persona, y lo que era aún peor, no sabía como salir de ahí. El joven comenzó a sentir la temperatura elevada que había en aquel lugar. No sabía que hacer. Su respiración se aceleraba de los nervios.
-Hola, amigo- dijo una voz a sus espaldas.
Aery se dio la vuelta asustado. No reconocía la voz de la persona, pero se le parecía bastante al atrapado entre las llamas que había gritado antes. El joven se temía lo peor. Su respiración, de un momento a otro para. Aquella no era la persona que se esperaba encontrarse. Un hombre rondando los treinta años sonreía con maldad delante de Aery. Su cara tenía forma ovalada, con los ojos color miel y el cabello rizado de color como el carbón. Era dos cabezas más alto que el muchacho peliazul, y sus brazos y piernas grandes, indicaban que sabía pelear. Vestía ropas de caballero. Armadura plateada, y en la espalda llevaba colgados la espada y el escudo. Aery notó que la expresión que tiene aquel hombre le era muy familiar. Sus ojos comenzaban a llorar del humo, por lo que no le conseguía reconocer. Todo estaba muy borroso. No podía moverse, se estaba mareando. Lo único en lo que pensaba era en salvar a aquella persona, pero comprendió que todo era una trampa.
-¿Has sido tú el que ha incendiado el pueblo?- consiguió decir.
Solamente sonríe, por lo que Aery lo dio como asentimiento. Empezó a toser, el humo del fuego estaba llegando poco a poco a sus pulmones.
-¿Por qué?
Ahora, el joven había provocado la risa del hombre con armadura. Aery tosía más y más, pero no sabía qué hacer. Estaba desorientado. El hombre miró fijamente a Aery. No comprendía el por qué aún no le había reconocido. Abrió los brazos en señal de familiaridad, pero el joven no respondía.
-¿Ya no te acuerdas de los amigos de tu padre?
Los ojos de Aery se abrieron tanto como pudieron a causa de la sorpresa. ¿Un amigo de su padre? Aery intentaba respirar, pero el humo del fuego le invadía de nuevo los pulmones. Concentró sus fuerzas y movió su mano derecha con elegancia. Una pequeña ráfaga de viento se creó entre ellos, pero no ocurrió nada. Aquel hombre que se hacía llamar amigo de su padre había desecho su habilidad. ¿Cómo? Se preguntaba Aery. Solamente le estaba manteniendo la vista, nada más.
-Demasiado fácil me lo pones, chico- dijo el hombre- Nunca llegarás a la altura de tu padre.
El joven se enfureció, no le gustaba que le comparasen con su padre. El fuego cada vez era más intenso, poco a poco, iba destruyendo el pueblo. Trozos de madera incendiados caían del cielo.
-¿Qué es lo que quieres?- preguntó Aery.
-Tu padre te está buscando...
Al decir eso, desapareció del campo de visión de Aery. Escuchó un leve susurro. Se giró hacia detrás, pero el hombre se encontraba detrás suya. Le golpeó en la nuca fuertemente, dejándolo inconsciente. No podía respirar, su visión cada vez iba a peor. El pueblo de Yuipte estaba cayendo, y él no podía hacer nada. Estaba ahí tirado, sin fuerzas. Con sus últimas fuerzas, intentó levantarse con sus manos, pero inevitablemente, cayó. El hombre se alejaba de Aery lentamente, las llamas del incendio hacían brillar su armadura. Una antorcha humana, podría llamársela.
La noche había caído sobre Ewal. Una brillante luna iluminaba la oscura noche que se alzaba ante el famoso reino. La luna era completamente redonda, lo que le hacía ser admirada durante ese día. La luna en su total esplendor. Toda la gente del reino de Ewal, celebraba con alegría ese día. Los pueblerinos cenaban en familia lo mejor de sus cosechas y de su ganado. Mientras que los adultos se emborrachaban y contaban viejas anécdotas, los niños jugaban en el campo y de vez en cuando, le echaban una vista a la luna. En Ewal, la luna era signo de esperanza y felicidad. Por esa razón cuando la luna estaba circularmente perfecta, los habitantes de Ewal lo celebraban, ya que significaba que ese día iba a estar lleno de esperanza y de felicidad. Una chica de largas trenzas rubias, observaba tristemente la luna desde su gran ventanal. Vestía un camisón rosa de seda, de la mejor que había en Ewal. Su cara, de rasgos bellos, miraba entristecida la luna circular. Había vuelto a tener aquel sueño, o más bien, aquella pesadilla. La tenía todas las noches, no faltaba una en que no la tuviera. La bella dama, esperaba que al menos hoy, el día de la luna, no tuviese ese sueño. Desgraciadamente, lo había soñado de nuevo. Movió las cortinas, tapando la imagen de la luna. Tenía miedo de que, aquella pesadilla se volviese realidad. Sería el caos completo de Ewal. Ella no permitiría que su pesadilla se hiciese realidad, estaba decidida.
-Yo, Fer Qel, lo juro.
El joven Yuipte había dejado de llorar. Aunque hubiese parado hace un buen rato, la tristeza volvía una y otra vez. Yuipte no se podía mover, así que Aery enterró los cuerpos de los habitantes. Ellos dos estaban ahora, bajo el árbol milenario decidiendo lo que iban a hacer. Yuipte quería ir con el extranjero en su aventura contra los bandidos, pero Aery decía que no podía ir con él. No comprendía la situación. Los bandidos cada vez se hacían más fuertes. Aery cada vez que cerraba los ojos, veía de nuevo la imagen del hombre y un escalofrío le recorría la espalda. Era una mañana tranquila, sin mucho viento, sin mucho calor. En esos momentos, cualquier persona de Ewal desearía estar tumbado y dejaría que los rayos del Sol le golpeasen en el cuerpo. Yuipte hacía eso, necesitaba tranquilizarse, después convencería a Aery para dejarle marchar con él. Mientras tanto, el otro joven se movía inquietamente por las ramas del árbol. Necesitaba planear su próxima jugada. Si su padre le estaba buscando, significaba que bandidos de clase alta irían tras él. Era algo demasiado peligroso para Yuipte. Se paró durante unos momentos para que la luz del Sol le diesen en la cara. De donde venía Aery, casi nunca daba el sol y hacía mucho frío. Ewal le encantaba. Bajó del árbol, hasta llegar donde estaba Yuipte.
-Yuipte, ¿cuál es la aldea más cercana de aquí?
El muchacho le miró con desconfianza, se temía lo peor.
-Es Daoquil se encuentra al este de Ewal, muy conocida por aquí, por la adivina que vive ahí. ¿Por qué lo quieres saber?
La cara de Aery se oscureció. No le gustaba abandonar a Yuipte, pero sería lo mejor para él. Estaría a salvo de los bandidos.
-Lo siento... Yo, te dejaré allí y después retomaré mi camino.
Yuipte abrió los ojos, no se lo podía creer, más bien, no se lo quería creer. El único amigo que le quedaba en este mundo, le iba a abandonar en el primer pueblo que se cruzasen. Agradecía que hubiese enterrado a su familia y en general a todo su pueblo, pero no quería estar solo de nuevo. Entonces, al observar el rostro de Aery, Yuipte notaba que su rostro estaba entre preocupado y serio. Comprendía. Cerró los ojos y sonríe un poco.
-Vale, entiendo.
Los dos viajeros se dirigieron hacia un caballo de piel gris y montaron en él. Destino, Daoquil.
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Nos leemos en la próxima entrada =D

viernes, 28 de agosto de 2009

Jugando al billar











Pues bueno, ayer quedamos y jugamos al billar en una heladería. Decir, que hacía 3 días que había aprendido a jugar al billar, por lo que no era muy buena que digamos XDDD En la partida que jugué (hicimos dos pero en la primera servía de ayuda) metí la bola roja al principio, por lo que me sentí muy orgullosa *O* También ayer me enfadé con alguien ¬¬ pero bueno, se me pasó la mala ostia. Me enfadé con él, porque entre que ya estaba por dentro cabreada, llegan los dos y me hacen eso, pues yo con mi genio, exploto que queréis que os diga...

PD Hice un capítulo especial de adolescentes jugando al billar xDD

miércoles, 26 de agosto de 2009

El día de hoy...



Hoy me he ido con Isidro desde mi casa andando hasta las chimeneas (frontera entre Petrer y Elda) para ir a una tienda de disfraces, a comprarme la mano fofa de Allen (porque al final Isidro no me la hará ¬¬) y la peluca *O*

Resulta que tras la larga caminata (creedme, está lejos, mi casa está en las afueras de Elda) casi llegando a la tienda, Isidro me suelta "creo que está cerrado por vacaciones". No se equivocaba ^^U Bueno, pero de camino me compré Life, el manga que me lleva recomendando Sato un montón de tiempo. Está genial, en serio, estoy deseando comprarme el segundo tomo *O* Aquí os dejo on mi corta colección de mangas hasta ahora (me compro pocos porque no tengo mucha pasta xDDD)


Y aquí os dejo con mi muñeco de Nici (un demonio) que nombré Kucabara (en honor al prota de Defense Devil), ¿a qué es mono? xDDD



Este vídeo es como Adolescentes Vidas Salvajes, pero sé me olvidó decirlo, por lo que no es un capítulo más xD Este vídeo tiene lugar cuando Isidro y su primo se escaparon de nosotros, y nosotros fuimos corriendo a por ellos (la estela que se ve cuando grito es Mario gritando).

martes, 25 de agosto de 2009

Historias de Ewal- El muchacho y la dama


Mientras consigo coger la inspiración para contar mi viaje, he decidido dejaros con el primer capítulo de este gran fic mío (si, ya, claro xD).

Lo escribí allá por un 17 de Febrero en el que pensaba escribir un One-Shot de amor cortés... Ya véis, ahora es el fic más largo que he escrito en mi corta vida xDDD


Historias de Ewal es una "novela" en la que se cuenta la vida de varios protagonistas en un mundo más o menos en paz y sus aventuras transcurren en el mundo neutro de Ewal. En Historias de Ewal hay varias sagas, donde los protagonistas cambian pero no algunos personajes secundarios. De momento ya voy por la tercera saga (la cual puede recordar un poco al fic de Adri "Expedientes" en un principio, para cuando me di cuenta, fue demasiado tarde, aunque tiene serios cambios). Además de que la estoy corrigiendo (por los verbos y todo) y voy por la Historia 9 completamente corregida.


Hasta aquí os dejo, espero que os guste, ya que en esta saga uno de los temas principales es el amor (en el único fic donde lo toqué fue en Exterior).


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Aproximándose a la Luz


Historia 1- El muchacho y la dama



Un reino fantástico, donde todo es posible. Ewal, un reino que estaba en paz con los demás reinos que le rodean. En un mundo donde constantemente las personas estaban en guerra, Ewal parecía el paraíso. Campos con verde césped, árboles altos y grandes; y flores que alegraban hasta la propia alma. Un mar de gran extensión, llena de agua cristalina y hermosos peces que nadaban en ella. Los animales habitaban aquella tierra con orgullo y la cuidaban a la vez. Ríos que atravesaban los campos por los que corrían los niños. Ewal cada vez tenía más fama de paraíso, lo que provocaba tanto ventajas como inconvenientes . Lo bueno era que cada día, más y más gente iba allí a visitar aquel famoso paraíso. Lo malo era que también cada día, más y más bandidos iban a destrozar aquel reino. Por esta razón el rey de Ewal, Fert Qel, mandó una oferta por medio de sus mensajeros reales. Quien consiguiese mantener Ewal limpia de bandidos, Don Qel le brindaría innumerables riquezas y le haría noble. Miles de caballeros y campesinos fueron los que se atrevieron a enfrentarse a los bandidos por la riqueza y el poder.
Esta vez era diferente. Un muchacho montado en su grisáceo caballo, se dirigía hacia el palacio del rey. Su pelo azul y ojos violetas llamaban la atención de varios campesinos cuando paraba en las villas. Era de aspecto tranquilo y sereno. No vestía como un campesino, pero tampoco como un caballero, por lo que aún más llamaba la atención. Detiene al caballo, alza su cabeza y se impresiona. El joven muchacho sabía que el palacio real era portentoso, pero no sabía que fuera tan precioso. De paredes blancas como la nieve que nunca caía en Ewal, sus torreones se alzaban orgullosos hacia el cielo, mientras que la puerta de madera oscura se mantenía cerrada, haciendo del castillo impenetrable. El joven tragó saliva, aquel castillo le intimidaba. Tocó la puerta fuertemente para que se le abra, y sin pedir quién era o alguna información suya, la puerta se abrió ante él. Su caballo y él observaron con la boca abierta el interior del castillo.
Tras acariciar al animal, el muchacho reanudó su paso hacia el interior de aquel castillo. Tuvo que esquivar a varios campesinos que salían de él, al parecer el mercado de la capital de Ewal se organizaba dentro del castillo. Además una pequeña ciudadela habitaba dentro del castillo, pero lo que más llamaba la atención era el mercado. Puestos que en sí formaban caminos que dirigían hacia lugares diferentes. El muchacho se puso la capucha de su túnica para tapar su cabello azul y así no llamar la atención. Consiguió encontrar el camino para poder entrar al verdadero castillo. Ató a su caballo en el poste y al observar que su joven amo le dejaba solo, relinchó. El muchacho se dio cuenta del enfado de su amigo, le sonrió y le susurró al oído:


-Tranquilo amigo. Ahora mismo vuelvo.


El caballo se quedó más tranquilo, y al darse cuenta, el muchacho subió por unas escaleras de piedra. Llegó a un largo pasillo que parecía no tener fin con una gran alfombra que adornaba el suelo. En las paredes habían retratos de antiguos reyes y reinas. Al final del pasillo el muchacho se encontró con dos soldados de aspecto portentoso que le impiden el paso. En el pecho de su brillante armadura, portaban dibujado un castillo y delante de él un árbol. El muchacho se quedó mirando la imagen representativa de Ewal. No entendía su significado. Uno de los soldados, de cara gruñona y a la vez salvaje dijo:


-¿Adónde va, señor?-


-Debo hablar con el rey.-


Los dos soldados entrelazaron sus lanzas, impidiéndole el paso aún más.


-El rey no deja que nadie hable con él hoy. Vuelva mañana.-


El chico suspiró, al parecer no tendría otro remedio que utilizar “su” habilidad. El joven hizo un leve movimiento de mano, y de repente los dos soldados cayeron semiinconscientes al suelo, uno sobre el otro. El muchacho dejó escapar una leve sonrisa y después de pasar por encima de ellos, abrió la puerta que los soldados protegían y entró en la gran sala. Aquella sala si que le dejó con la boca aún más abierta que cuando vio el castillo desde fuera. Una enorme sala circular, de paredes llenas de cuadros y una gran alfombra circular en el centro. En el mismo punto, también se hallaban dos asientos, uno más alto que el otro, aún así daban sensación de poder. El chico intuyó que ahí era donde se sentaba el rey.


-¿Qué hace usted aquí?- dijo una voz femenina.


Una chica de elegantes trajes y de cabellos rubios se encontraba detrás suya. El muchacho se dio la vuelta tranquilamente. Observó a la chica, vestía un elegante vestido, de finas costuras. Él se fijaba en sus ojos azules como el mar, y se dio cuenta, que como mínimo, aquella chica era pariente de la realeza. Una dama. El chico se dio cuenta que está en frente de la realeza de Ewal, y le hizo una reverencia a la dama. La dama seguía mirándole con cara asustada.


-P-Por favor, no se asuste. Solamente he venido a hablar con él. Necesito hablar con él.-


-Pues espere a mañana. El rey no quiere visitas hoy.-


-Lo comprendo, pero he venido por la oferta que mandó a sus mensajeros reales.-


La chica comprendió la razón del chico, había venido a ayudar a Ewal. Cogió al joven muchacho y lo condujo por una puerta secreta que había en aquella sala circular. El chico se quedó confuso, ¿adónde le quería llevar aquella joven? Iban caminando por un extraño pasillo bastante oscuro. La única fuente de luz que iluminaba la estancia, procedían de las pequeñas velas que colgaban de la pared. La dama lo condujo por varios caminos, que hace al joven perderse. Entró en una habitación acompañada de la chica. De tan poca luz que había antes, contrastaba mucho con la intensa luz que salía de la ventana. Lo que más llamaba la atención de la habitación, era la enorme cama que se postraba en un rincón de la habitación. Tenía las cortinas corridas. Por lo que el joven no pudo saber quien se encontraba dentro. La chica lo llevó hacia la cama. Tras hacer ella una reverencia, el joven decidió hacer también otra. La dama quitó las cortinas de color granate, dejando ver a un hombre de avanzada edad tumbado en la cama. Su cara denotaba los años que había vivido, grandes arrugas surcaban su rostro y su blanquecino pelo caía a sus hombros. Sus ojos también blancos, daban a entender que había perdido la vista.


-Mi señor Qel, aquí al lado mío se encuentra un joven que ha escuchado lo de la oferta- dijo la bella dama.


Los párpados del rey se movieron ligeramente, respondiendo a la chica. De repente, con sus manos ásperas comenzó a tantear para coger al muchacho. Cuando al final lo consiguió, le agarró de los brazos lo más fuerte que puede. Comenzó a tocar sus brazos, después su cuerpo y terminó en la cara. Al acabar, dijo:


-¿Quién es el que ha venido a ayudarnos?-


-Aery Giol. -


-Tu nombre no me suena, ¿de dónde provienes?-


-Me gustaría, si me da usted el placer, de mantenerlo en secreto.


El rey se quedó en silencio durante unos segundos. -


-De acuerdo. Podrás vivir aquí mientras cumplas tu trabajo, ya que cuantos más bandidos invaden Ewal, mi corazón se debilita más y más. -


-¿A qué se debe?-


-Nosotros, la familia real Qel hemos vivido siempre en Ewal, lo sentimos en nuestro cuerpo. Así que si Ewal sufre, el rey también sufrirá- hizo una pausa y después dijo -Fer, acompaña a Aery a su nueva habitación.


La dama, de nombre Fer asentó y hizo una reverencia para despedirse. Los mismo hizo Aery. Salieron de la habitación, pero en vez de entrar otra vez en el pasillo oscuro, esta vez fueron por uno más iluminado y por el que iba más gente. Criados con rostros preocupados recorrían los pasillos por la salud de su señor. Aery se dio cuenta de que la mayoría de los criados no tenían los ojos azules, lo que le extrañó mucho, ya que todos los que vivían en Ewal tenían los ojos azules lo que indicaba su origen. Se mantuvo callado, pero Fer es la que habló y preguntó:


-Ahora que me doy cuenta, tus ojos son muy extraños. He visto ojos de todo tipo de color por aliados que vienen a ver al rey que vienen de reinos lejanos, pero nunca he visto unos ojos como los tuyos.


- Sabía que ese momento llegaría, pero no quería dar explicaciones.


Soltó un leve suspiro y dijo:


-Provengo de un reino muy lejano... Por cierto, usted tiene los ojos azules como el mar, como lo deben de tener los hijos del rey. ¿Acaso usted es pariente del rey?- Fer agitó su cabeza con elegancia en señal de asentimiento.


Tras esa pequeña conversación siguieron caminando por innumerables pasillos que dejaban cada vez más perplejo al joven extranjero. Entonces, cuando Aery pensaba que acabaría su vida andando, la joven dama le indicó que ya faltaba menos. Llegaron a una puerta como todas las demás, Fer se colocó delante de Aery y giró el pomo de dicha puerta. El interior sorprendió a Aery, él que se conformaba con poco, tenía delante suya una gran habitación para él solo. La chica entró primero para mostrarle todo, el joven se quedó en la entrada con la boca abierta.
-¿Vais a entrar?


-Si si.


Fer le enseñó todas las cosas, los horarios de la comida y demás cosas. De repente, alguien de entre las cortinas apareció. Asustó a Fer y confundió a Aery. Un bandido. El bandido estaba encapuchado, no quería ser reconocido. Con una pequeña daga amenazaba al joven y la dama. Fer mantenía su cara asustada, en cambio Aery estaba tranquilo. El bandido se dio cuenta y con unos pasos bastante rápidos, agarró a Fer del cuello y colocó la daga cerca de su cuello. Una señal de amenaza. Aery sonríe. No esperaba encontrarse con un bandido tan rápido, pero más le valía a él calentar. Se colocó en una posición que Fer no conseguía reconocer. Con su mirada violeta puesta en el bandido, dijo:


-Todos vosotros sois de la misma calaña.


Aquella frase hizo que el bandido se enfadase aún más. Aery aprovechó esos segundos de distracción por el enfado. Con unos movimientos elegantes, pero rápidos a la vez, se acercó al bandido. Le golpeó suavemente en la cabeza. En un principio, parecía que no le había hecho nada, pero entonces soltó a la joven dama y cayó al suelo inconsciente. Fer no entendía nada de lo que había ocurrido, al levantarse y observar a su salvador, sentía miedo de él. Desprendía un aura maligna, pero a la vez segura y vital. Tenía miedo de preguntar, pero entonces él dijo:


-¿Se encuentra bien?


-Si...- después miró al bandido.


-Tranquila, solamente le he dejado inconsciente.


-¿Cómo lo has hecho?


-Digamos que me guardo trucos dentro de la capucha- respondió con una sonrisa.
La dama sólo supo asentir. Estaba confusa por lo ocurrido. De repente, se dio cuenta de una cosa muy curiosa. ¿Por qué le latía con tanta fuerza su corazón? Cada latido estaba lleno de un profundo sentimiento que ella no había tenido en mucho tiempo. Miró de nuevo al joven y su corazón gritaba de alegría. ¿Acaso era ese sentimiento amor? Fer se ruborizó, sonrojando. Terminó de levantarse y corrió fuera de aquella habitación. Cerró la puerta fuertemente, dejando al joven que reposaba dentro, muy confundido. Fer se apoyó en la puerta y se tocó la parte de la cual venían los latidos. Amor... Varios pensamientos y recuerdos pasaban por su mente. Hacía mucho tiempo que no sentía este sentimiento, no desde que aquel caballero se marchó.


Aery soltó un suspiro, Fer se había ido de la habitación que le había ofrecido sin decir nada. Miró la habitación de nuevo, sonrió y dijo:


-Esto no es para mí. -


Giró la cabeza para vigilar que nadie iba a entrar y después corrió fugazmente hacia la ventana. La abrió y descubrió que había un balcón. En el piso inferior, desde donde se alzaba la galería habían unos sacos y una carreta. Debía darse prisa apresurarse, ya que no aguantaba esa atmósfera tan adinerada. Respiró hondo y pegó un gran acrobático salto. Cayó desde uno de los torreones, el viento le golpeaba con fuerza y le arrancó la capucha. Mostraba sus azules cabellos liberados y subidos por la fuerza del aire. Sus ojos violeta observaban el mercado que se organizaba en el castillo, era precioso desde aquellas vistas. Aery se dio cuenta de que ya estaba llegando a su parada. Se encogió, agarrando sus rodillas y cayó de golpe a los sacos amontonados. Se había dañado, pero después de observarse el cuerpo y comprobar que no se había hecho ninguna lesión seria, se levantó y bajó de la carreta. Se quitó trozos de paja, al parecer era el contenido de aquellos sacos que se encontraban dentro de la carreta.


Recorrió todo el mercado, necesitaba encontrar a su equino compañero. Iba corriendo hacia él. El caballo al verle, relinchó feliz. Tras acariciarle un poco el pelo le dijo:


-Antares, toca trabajar... -


Subió con elegancia a su caballo y volvió a ponerse la capucha de su túnica. El caballo comenzó a galopar y desaparecieron del castillo real. El joven muchacho paró durante unos segundos para observar el castillo, no lo iba a abandonar, lo primero era acabar con los bandidos. En un ventanal de un torreón del castillo observaba una joven dama el galopar del caballo de aquel joven. Su corazón palidecía, se había ido. Le conocía por tan solo un momento, pero aquel momento fue propicio para su vida. La joven intentaba no llorar, esperanzada de que lo volvería a ver. Ya que si el destino los había unido, ¿por qué no los volvería a unir? Cerró las cortinas rojas para tapar la imagen del chico que se iba, para cumplir su cometido. Aery tenía la sensación de que estaba abandonando a alguien. No sabía muy bien la razón, pero su corazón volvió a latir con fuerza tras salvar a la joven dama de nombre Fer. Por una parte se sentía culpable, pero por otra sentía que no estaban hechos el uno para el otro. Ella era pariente del rey de Ewal, mientras que él era un extranjero del que nadie sabía nada. Aery bajó la cabeza. Ya no iba a dar la vuelta atrás, se lo prometió a sí mismo. Su mirada penetrante era la vez segura. El caballo aumentó su marcha. Aery ya sabía a donde se dirigía, la frontera del norte de Ewal.
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XDD

Un principio y un final un poco raro, ¿no creeis?

Espero que continueis leyendo =3

domingo, 23 de agosto de 2009

De regreso


Volví de mi viaje, y con un montón de anécdotas que contar, pero que ahora no me apetece relatar xDD Acabo de terminar un One-Shot de 4300 palabras y no tengo ganas de escribir más. xDD No me llevé el orde al crucero, y ya veis, aquí estoy escribiendo las ideas que se me iban ocurriendo como una posesa. De momento llevo 1 escrita de 3 xDDD Y una de ellas es una secuela de Historias de Ewal muy buena, ya estoy atando cabos aunque ahora estoy parada con la Historia 18, creo xDDD Ya me vendrá la inspiración, espero...

jueves, 13 de agosto de 2009

Me voy de vacaciones...




Bueno, era previsible la verdad xDD Me piro de crucero el sábado y mañana no podré actualizar el blog ni nada... Me voy al Báltico, un poco lejillos sí xD
Para que la espera no se haga tan pesada (volveré el 24 para actualizar y contar el viaje), os dejo con un vídeo haciendo yo una voz... peculiar xDDD

Nos leemos el 24 (o 25) de Agosto!

lunes, 10 de agosto de 2009

El Tiempo

Este es un OS (One-Shot xDDD) de ciencia-ficción si lo puedo llamar. La idea se me ocurrió cuando estuve en Campello y pensé en el futuro de nuestro querido planeta. La trama es algo confusa, pero lo que verdaderamente me gusta el protagonista, me recuerda de un cierto modo a Yûi pero se difrencian ambos personajes en que la antes mencionada tenía curiosidad, ganas de saber.
Además comentar que antes se iba a llamar Colonización, pero cambié el título al escribir otra parte de este Os.
Que disfrutéis!
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Colonización
Los grandes pensadores de las antiguas épocas nunca llegarían a imaginarse en la cruel situación en la que nos encontramos ahora. Todo comenzó hace 500 años aproximadamente, ya que tampoco podría decir el tiempo que ha pasado exactamente desde aquel suceso. No tenemos verdaderos indicios de cómo ocurrió, en qué lugar llegaron y qué dijeron; pero la historia ha ido pasando generación tras generación en secreto ya que si ellos llegasen a saber qué su verdadera historia se estaba desvelando, nos hubieran aniquilado en un instante.
Decían que era una mañana soleada, con una suave brisa que acariciaba el cielo. Decían también, que cuando ellos llegaron, en un principio nosotros pensamos que era una estrella que caía a nuestro planeta. Era color rojo vivo y con una larga cola color anaranjado y rojizo a la vez. Nosotros lo miramos expectantes sin saber la gran desgracia que traería.
Se produjo una gran explosión cuando tocaron tierra. Nosotros pensamos que era un aparato sin vida propia y que se había desviado de su rumbo. Decían que lo llevamos a los hogares que perderíamos mucho después, para examinarlo. Al parecer, le hicimos todo tipo de pruebas y que sus resultados eran secretos. Lo peor fue cuando despertaron y salieron de su “casa”. Con su horrible apariencia y su terrible fuerza, comenzaron a invadir nuestras tierras y a tomar todas nuestras posesiones.
Decían que perdimos a muchos de los nuestros contra ellos, hasta teníamos una rebelión. Yo, la primera vez que escuché la historia en el mercado, no me lo pude creer, pensé que era imposible. El solo pensamiento de haber intentado luchar contra ellos, me dio esperanza para seguir viviendo.
Después de conquistar todo nuestro planeta, decidieron hacerlo suyo. La colonizaron al completo. Cogieron a nuestros antepasados como esclavos, los compraban y los vendían, tal y como nosotros habíamos hecho en el pasado ya lejano. Pasaron años de crisis, y todo volvió a su normalidad. Modernizaron nuestras ciudades y las hicieron a su gusto, transformaron nuestro querido planeta en un reflejo del suyo. De eso trató la Época de la Colonización.
Llegó el Siglo de Oro, donde su cultura evolucionó a niveles enormes por lo que la nuestra decayó. Decían que intentamos oponernos a ese gran siglo, por lo que el número de humanos se redujo a la mitad ya que algunos de ellos nos habían cogido afecto como esclavos.
Pasaron los años, y llegó la Epidemia, una enfermedad atroz que sólo nos afectaba a nosotros. Bajó el número aún más de humanos en nuestro planeta. Ya no éramos los habitantes más numerosos del planeta y estábamos rozando la extinción. Muchos de sus médicos intentaron crear una cura para nosotros, les éramos demasiado útiles como para perdernos. Nunca se supo de dónde salió la enfermedad, pero desapareció.
Hemos llegado a nuestra época, donde ellos han cogido la moda de coger nuestra apariencia y han abandonado su real aspecto. Los humanos somos ahora un gran premio delicado que solamente unos pocos de los suyos pueden conseguirnos. Soy uno de los últimos humanos de la Tierra. Mi nombre es Tena, no sé que edad tiene mi cuerpo, mi dueño nunca tuvo el suficiente interés en mí como para saberlo. Según mi dueño, soy un humano débil, holgazán y feo. La verdad, me da más bien igual su opinión, en cierto modo él me desprecia aunque muestra otras veces una conducta un tanto extraña conmigo.
No recuerdo a mis padres ni mi otra vida antes de llegar al hogar de mi dueño. Según él, mis padres fueron unos esclavos de otro gran señor mucho más poderoso que él, ya que se podía permitir tener dos esclavos humanos. Al ser de sexo diferentes, se atrajeron mutuamente y me concibieron a mí. Después de aquel acto de “rebeldía”, mis padres fueron severamente castigados y yo fui entregado al mercado de humanos ante las lágrimas de mi madre.
-¡Tena! ¡Levanta! ¡Tienes que hacerme el desayuno y te estás retrasando!
Abro los ojos, nunca me había retrasado en todo el tiempo que llevo viviendo con mi dueño. Grita aún más fuerte y me despierto por completo. La cama en la cual dormía, desaparece y me deja caer al suelo. Me quejo durante unos instantes y voy hacia la cocina. Allí me espera con su típica cara de enfado y con sus brazos cruzados. Puedo decir que mi dueño es como yo físicamente, como los humanos, refiero. Pero sé que no lo es, solamente es un disfraz, como los que utilizan todos los que son como él. Tiene el pelo de color amarillo y corto, casi rapado. Sus ojos son como las dos esmeraldas que cuelgan en sus muchos cuadros. Y su cuerpo en sí es muy fuerte y grande.
Corro con mis delgadas piernas hacia la despensa y cuando la abro le pregunto:
-¿Qué quiere hoy para desayunar, señor?
-Cereales de algas- me responde secamente.
-Su médico le recomienda que tome más cereales y que tome menos algas- digo.
-Me da lo mismo lo que diga ese sabiondo, ponme lo que te he mandado y punto.
Saco una bolsa en la que pone en su idioma “cereales algunas”, cojo un cuenco y abro la bolsa. De la pequeña bolsa salen unos polvillos verde oscuro que llenan por completo el cuenco de metal. Me dirijo hacia la nevera y saco la garrafa de agua. Al echar el agua en el cuenco, los polvos verdes comienzan a expandirse y a hacerse más grandes, es decir, algas.
-Aquí tiene...- digo cuando le dejo el desayuno a mi dueño.
No me responde, era ya una rutina. Nunca me agradecía nada, algo a lo que ya estoy acostumbrado. No sé que es que alguien te dé las gracias, yo las he dado pero nunca he recibido ningún agradecimiento.
Vivo aquí desde que mi dueño me compró en aquella subasta de esclavos. Yo era pequeño y no me acuerdo de mucho, si puedo decir más, podría decir que era como si hubiera estado dormido hasta que mi dueño me compró.
Mi dueño es un importante ingeniero y filósofo, por eso tiene mucho prestigio y vivimos en una casa tan grande como la del presidente del planeta. Es algo complicado limpiarla, pero me esfuerzo mucho para conseguir la perfección. Muchas veces pienso la razón por la cual mi dueño me compró a mí y no a otro humano más fuerte o más mayor que yo.
Termina su desayuno y deja el cuenco en la mesa. Se levanta lentamente y yo me quedo quieto. Me mira fijamente y me dice:
-El desayuno estaba asqueroso como siempre.
Le observo con mis ojos sin expresar nada.
-Entonces no lo tome.
Me agarra fuerte de los hombros y me estampa contra la pared. Algunas cosas de la despensa caen, pero esta vez mi dueño no me pide que las recoja. No me asusto y no me opongo. Soy su propiedad y puede hacerme lo que quiera. Me acaricia la mejilla con sus enormes manos y acerca su boca a mi cuello. Yo miro a la lejanía, nunca llego a comprender sus extrañas conductas que tiene conmigo. Después, pasa su mano por mi oreja izquierda. Hace círculos y llega a mi marca de esclavo.
Mi marca de esclavo, en verdad es un aparato que tengo enganchado por lo alto de la oreja y hace que impida huir de mi dueño o que le desobedezca. También es para diferenciarnos de los suyos, ya que ahora ellos van como nosotros. Nunca me ha llegado a dar ninguna descarga por no obedecer a mi dueño. No tengo ningún sueño en esta vida, sólo la vivo monótonamente.
-Serás un humano horrendo, pero eres diferente- me susurra al oído.
Yo no me inmuto al escuchar sus palabras.
Entonces, se separa de mí y tras toser me manda a hacer la compra semanal. Me da el dinero exacto y salgo del gran hogar de mi señor. Agacho la cabeza y me alejo para llegar al lugar donde más “personas” hay.
Me toco ligeramente el cuello, fuerzo mis puños y dos lágrimas caen al suelo.
Llego a la ciudad poco tiempo después, ya que mi dueño vive a las afueras. Es algo más cómodo, no hay ningún vecino que nos pueda molestar pero a la vez te sientes un poco solo en el mundo. Aunque más solo de lo que me siento, no puedo sentirlo más.
Los coches pasan por encima de mi cabeza y los altos edificios donde viven los más adinerados no llegaban a mi campo de visión. Es una era rara en la que vivo yo. El cielo como siempre, es azul tristón. Desde de que ellos llegaron y trajeron todas sus tecnologías, la luz de la estrella se apagó un poco. Los humanos pasean junto a sus dueños, hay de todo tipo. Algunos que van atados del cuello y su dueño los lleva, a ésos se les conoce como “mascotas”. Hay otros que trabajan en las tiendas, son llamados “empleados”. Yo soy del tipo “sirviente”.
Me fijo en que hay menos humanos que en la última semana que vine, se ve que los que faltan han sido matados. Me dirijo al puesto al que siempre voy, donde hay un empleado. Es más cómodo hablar con él que con otro de los suyos. Él al menos no me mira de arriba a abajo y después escupe el suelo en señal de indignación.
Ghiak es el empleado de esa tienda, es un hombre de edad avanzada y aún así sigue trabajando para la tienda de su amo. Tiene una gran mata de pelo en la cabeza, antes era negro y ahora color grisáceo. Su rostro es mucho más alegre que el mío, yo siempre me muestro triste y serio.
La puerta se abre y entro. Él me espera con una agradable sonrisa y me dice:
-¿Lo de siempre Tena?
Simplemente asiento.
Agarra una bolsa transparente y comienza a buscar todas las cosas. Yo me apoyo en el mostrador y le sigo con las vista, Ghiak es muy entusiasta, suerte la suya que le ha tocado un buen señor. Viene hacia aquí y le pago por todo. Suena una máquina que se traga todo el dinero, y justo cuando voy a salir, dice:
-Te ha vuelto a tocar, ¿verdad?
Me toco el cuello y aparto la mirada de Ghiak. Me conoce muy bien, ya que de vez en cuando me quedo con él para hablar. Se dirige hacia mí, me mira fijamente y no puedo escaparme.
-Tena... Tienes que hacer algo... Aún eres muy joven.
-Ni siquiera sé que edad tengo... Además es mi dueño, puede hacer lo que quiera hacer conmigo.
-Hemos perdido algo muy importante desde que vinieron.
-No lo digas Ghiak, te castigarán- digo asustado.
-Libertad, libre albedrío...
Su chip de su oreja comienza a pitar fuertemente y el hombre cae al suelo del dolor. Se retuerce y el pitido deja de sonar, después de respirar, ayudo a Ghiak a levantarse.
Éso es el castigo que recibimos cada vez que no pensamos como ellos quieren. No es un simple GPS para saber dónde nos encontramos, es algo mucho más potente y que quizá los humanos nunca sepamos que más cosas hacen.
Me despido de él con una leve mueca y salgo de su tienda. Es la hora punta, todos salen de sus casas y pasean por las calles. Una norma que nos impusieron ellos es acostumbrarse a sus costumbres. Comer lo que ellos comen, hablar como ellos hablan (perdimos nuestras lenguas antiguas y ahora hablamos el idioma universal), y hacer lo que ellos hagan. Choco con algunos de los suyos que están paseando, son muy rápidos al andar, mucho más que nosotros. Me acuerdo los paseos de las noches que tengo que dar con mi dueño, va tan rápido que yo tengo que corre para poder alcanzarle. Creo que ésa es una de las razones por las que estoy tan escuálido y delgado.
Llego a la casa de mi señor y cierro todas las puertas. Por unos momentos me quedo quieto pensativo, todos ellos... todos ellos me miraban de arriba a abajo, como si quisieran tenerme o con cierta curiosidad de quien sería el dueño. Como ya he comentado antes, tener a uno de nosotros significa tener suficiente dinero como para comprarnos y seguir manteniéndonos.
Dejo toda la compra en la cocina y la guardo en sus respectivos sitios. Entonces, él entra, los pelos de mi nuca se erizan de miedo pero yo no me muevo. Noto como se me acerca y se apoya en la bancada.
-Haz tus maletas Tena, nos marchamos.
-¿Negocios?- me limito a preguntar.
-Se le podría llamar así...- responde con un tono misterioso.
Agacho la cabeza y me marcho de la cocina rápidamente, temo que mi dueño me persiga y me agarre para estamparme de nuevo contra la pared. Bajo las escaleras y se nota como el estilismo que se refleja en la casa, va cambiando conforme iba bajando más y más escaleras. Los cuadros que flotaban en el aire, las cuales eran obras de arte, desaparecen al llegar al mi “habitación” si se le puede llamar así.
En verdad es el sótano de la casa, pero al comprarme mi dueño me metió ahí abajo enseguida y tuve que apañármelas para decorarla a mi gusto. La única iluminación es una pequeña vela que nunca se apaga, y el demás mobiliario son unas mantas que hacen de cama cada vez que mi cama verdadera desaparece por orden de mi dueño, y libros que estoy intentando leer. Cojo una mochila bastante desgastada de color marrón, para nada parecida a las propulsoras que se han puesto de moda ahora, y meto algunas de mis posesiones más preciadas. Mi libro favorito que al parecer era un trabajo fotográfico por lo que me contó mi dueño al dármelo, ya que era un regalo para él de un cliente suyo pero él no quería tal cosa. Lo abro y observo mi imagen favorita. El mar en su total esplendor... Nunca he tenido la oportunidad de ver el mar, sólo gracias a este libro tengo conocimiento de que existe tal maravilla.
Meto también en mi mochila un muñeco tirado que encontré cuando era pequeño y paseaba por la calle. Es una tortuga que ha perdido todo color y le falta una pata, le cogí cariño durante este tiempo ya que representa mi infancia perdida. Miro a mi alrededor y me acuerdo de coger algo de ropa para el viaje, se me había olvidado preguntarle a mi dueño cuanto tiempo íbamos a pasar fuera. Dejémoslo, para tres días y va.
Me coloco la mochila y subo de nuevo, y ahí está mi dueño esperándome en la puerta que lleva al exterior con tres maletas de las grandes. Me mira sonriente y señala las maletas. Pretende que las lleve todas... Sus castigos eran peores que hacer funcionar el chip de mi oreja. Pudiendo llevar las maletas con el teletransportador, no, las tiene que llevar Tena.
Respiro hongo y las cojo con mis débiles brazos.


Obsequio
No había duda, era un robot. Me encontraba delante de la suave orilla del mar, y la corriente había llevado hasta mis pies una máquina que antes ayudaba a lo humanos en su arduo trabajo. Creo recordar que fueron prohibidos tras un intento de asesinato múltiples por un fallo de circuitos. En esa época era pequeño, por lo que no consigo recordar mucho. Me quedé quieto sin saber qué hacer exactamente. Nunca me había encontrado con una máquina y no supe cómo reaccionar.
Me agaché sútilmente hasta que llegué a su altura y lo saqué de la mar. Lo tumbé a la arena para poder verlo mejor. Tenía los ojos como dos bombillas de las que utiliza mi dueño para iluminar el hogar, la cara tenía unos rasgos muy parecidos a los míos, tantos que me toqué la cara del asombro. Su cuerpo era metálico, como no, ya que los robots son simples herramientas creadas por “ellos” para intentar hacer su vida mucho más cómodo.
Con la tristeza en el pecho, decidí marcharme de la puesta de Sol, la primera que veía en el mar. Lo principal era socorrer a aquel robot y descubrir quien era su dueño o por lo menos de donde venía. Me costó bastante, ya que pesaba un quintal y tuve que arrastrarlo por la arena de la playa.
Cuando llegué a la casa de vacaciones de mi dueño, un escalofrío me recorrió el cuerpo. ¿Y si el amo lo tiraba a la basura o llamaba a la seguridad internacional para llevárselo? Tragué saliva, y después me armé de valor tras cruzar el umbral.
Mi dueño había decidido venir a su casa de la playa tras haber vuelto de nuestro último viaje, según él quería desconectar de la civilización durante un tiempo. Claro está, que si él se separaba del mundo, yo tenía que irme con él, para eso era su esclavo y sirviente.
Era una casa algo más pequeña que en la que solíamos vivir, de madera suave y en frente del mar. Los suyos no se podían bañar, eran tóxicos al agua, aún así les gustaba la bonita visión que les daba. Si no habían llegado a dejar seco nuestro planeta, había sido por nosotros. Los humanos si que necesitábamos el agua para poder sobrevivir, y si nosotros llegábamos a morir, ellos se quedarían sin esclavos y sin su gran progreso.
Allí estaba él, con su ordenador gigante repasando unas cuentas suyas antes de irse a descansar, en un principio al verme entrar no dijo nada, pero después al observar lo que me acompañaba, o más bien lo que traía conmigo, se levantó de golpe de su sillón. Me miró con cara de enfado y señaló al robot.
-¿Qué llevas contigo Tena?
-E-Es un robot que he encontrado a la orilla del mar y... -no pude seguir, se levantó repentinamente, parecía que fuese a pegarme, pero en cambio cogió al robot que parecía estar durmiendo y comenzó a observarlo.
-¿No lo habrás cogido para que te ayude en tu trabajo?
-Pues la verdad es que no -respondí de inmediato.
Suspiró y comenzó a decir palabras incomprensibles para mí, después me mandó a ir a mi habitación en esa casa. No quería que terminara mis tareas, algo que era muy extraño para mí.
Cerré la puerta, me apoyé detrás de ella, ¿qué le iba a hacer a la máquina? Mi cuerpo temblaba a más no poder, tenía miedo. ¿Y si después me castigaba por haberlo recogido? Escondí mi cara entre mis rodillas y me dormí ante el cansancio de aquel día tan duro y tan extraño.
Abrí los ojos, me encontré en mi habitación pero no estaba en el suelo. Estaba tumbado en mi cama. Al darme cuenta, me levantó con miedo, mi dueño podría estar ahí, esperando a que me despertara. Inspeccioné la sala, y no había nadie más aparte de yo. Me tumbé de nuevo en la cama y suspiré. ¿Por qué el amo había entrado en mi habitación y en vez de despertarme, me llevó hasta la cama? Me acordé entonces, del robot que recogí el día anterior.
Salí apresuradamente de mi habitación y bajé las escaleras con prisa. Mi habitación en esa casa estaba en el desván, en vez de en el sótano. Busqué a mi dueño en la cocina, en el salón, en la marquesina y no estaba en ninguno de esos lugares. Empecé a preocuparme por el robot, ¿y si lo había devuelto al mar? Fui, entonces, al jardín que daba detrás de la casa, allí había una pequeña caseta de metal donde el amo guardaba aparatos extraños que nunca pude preguntar cuál era su utilidad.
Había luz dentro, por lo que abrí la puerta y me encontré con algo muy extraño. Mi dueño estaba reparando al robot con esos utensilios. Se quitó una máscara protectora, las máquinas pararon de reajustarlo y se dirigió hacia mí. Yo le miraba confuso, no sabía por dónde comenzar.
-¿Qu-Qué está haciendo?
-Reparando al robot éste... -dijo con cierta dejadez.
-P-Pero tengo entendido que los robots fueron prohibidos en el planeta.
Se acercó a mí y me rebolicó un poco el pelo.
-Que tonto eres Tena, se prohibieron en las ciudades, en las afueras no hay mucho peligro.
-Entonces, ¿para qué lo está reparando?
-Por aburrimiento, nunca he reparado un robot de este modelo así que tenía curiosidad. Ahora, ¡fuera! -gritó mientras me empujaba fuera de la caseta.
Me quedé congelado delante de la puerta, encontrarme con aquel robot quizá me hubiera hecho más humano, más de lo que soy, claro. Me toqué el corazón, latía rápido, con ansias de saber el resultado de la reparación.
“-¿Quieres saber cómo soy realmente? -me preguntó.
-No tengo la necesidad de saberlo -respondí secamente.
Parecía que se fuese a quitar la máscara mientras me estaba sujetando contra su otra mano. No podía escapar de aquella imagen, yo... yo... ¡yo no quería saberlo!”
Vomité al recordar la escena, recordé que no había desayunado aún y mi cuerpo se sentía débil.
Levanté la mirada y después la bajé, el robot que mi dueño había reparado y reconstruido para mí. No sabía la razón por la cual hizo éso, tampoco conocía la razón por la cual sus ojos me miraban curiosos atentos a mi reacción. Simplemente agarré de la mano fría y metálica al robot y me lo llevé a ver la puerta de sol. Mi dueño no reprochó nada, ni se quejó, es más, parecía que estuviese contento.
El robot no hablaba, sólo sabía mover las manos para hacer extraños signos que después de un tiempo llegué a comprender. No tengo objetivos en la vida, no tengo escapatoria simplemente quiero vivir al máximo los momentos que me gustan, porque sé que un día no los podré vivir.

sábado, 8 de agosto de 2009

Mi traje de Allen *o*


Bueno, ya habré comentado que quiero irme el 3 de Octubre al Salón del Manga de Valencia con Isidro (mi gran compañero al que siempre obligo que me acompañe a todos los sitios xD).


Vamos a hacer cosplay (hecho a mano, no hay pasta), y bueno... Ya me falta menos para completar mi traje de Allen sin el uniforme *o* De momento tengo: el chaleco negro, la corbata negra, el pantalón y la camisa. Solo me falta la peluca blanca y unas botas de tío ^^


La verdad es que me probe la corbata y el chaleco con una camisa que tengo y la verdad es que me queda bastante bien ^^


Que decir... No me he hecho ninguna foto por lo que no puedo colgarla aquí, pero tal vez cuando acabe el disfraz pueda hacerme una foto jeje...


PD Isidro irá de Komui y también está avanzando mucho con el disfraz...

jueves, 6 de agosto de 2009

Diario del astrónomo



He aquí una nueva sección en mi querido blog en el cual relato las cosas que me dan la gana. Pues bien, esta sección tiene su origen en dos puntos:


1.- En el Diario del Estudiante, en el cual contaba las cosas de mi vida.


2.- En el día de ayer, ya que Alen me dijo que ayer había un eclipse lunar y era mentira ¬¬ maldito seas Alen, me hiciste sacar el telescopio para nada.


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Bueno, creo que ya he comentado que quiero ser astrofísica de mayor. Tantas veces lo he comentado en mi familia, que mi tío me regaló su telescopio. Está bastante bien y me encanta *o* Ya que es un regalo de mi querido tío xD
Qué decir, ayer salí a las 12 de la noche solamente para ver un supuesto "eclipse lunar", el rumor me lo había pasado mi querido amigo (esta tarde muerto) Alen. Lo monté y comencé a buscar la Luna, iluminaba un montón, como si tuviera luz propia. Mi padre, aún con el cambio horario, se levantó a ayudarme para apuntar bien hacia la Luna. Preparado todo, enfocamos y miré. No puedo describirlo con palabras, pero la Luna se veía mucho más bonita que la imagen que he puesto
en esta entrada. Ahora si que estoy inspirada para estudiar Física y después especialicarme.
Tras esta breve anécdota, os pondré cosas sobre la Luna...
La Luna es el quinto mayor satélite del Sistema Solar.
Hay dos partes en la Luna: una parte oscura y otra más clara. A la parte oscura se le conoce como Maria que en latín significa mares, a la parte clara se le conoce como tierras altas y están cubiertas por cráteres.
Como bien sabemos, la gravedad de la Luna hace que suba las mareas de nuestro querido planeta.
Y hasta aquí esta primera página del Diario del Astrónomo que me quedo sin batería xD
Nos leemos!

lunes, 3 de agosto de 2009

Lo que hace unas botellas de sake... (fanta xD)

Ayer a las 8 fuimos a comer a un chino nuevo al que nunca había ido. Resulta que está cerca de mi casa, osease a las afueras de Elda. Total, en un principio me había cogido fideos chinos y arroz tres delicias y ahí me apareció el dilema. Todos sabían comer con palillos menos yo, mi padre me había enseñado el truco pero no me acordaba (maldita cabeza mía xD). Después de explicarme sus métodos, Alen, Andrea y Sandra, me acordé. Un palo en verdad no se movía, sólo uno. ¡EUREKA! xDDD Total que tras soltarnos un montón de paridas en la mesa, salimos corriendo del restaurante porque en casa de Lucía se había perdido su pollo recién rescatado. He aquí una parida que nos soltamos Sandra y yo de camino a su casa:


xDDD Ay dios, que bien me lo pasé ayer...

sábado, 1 de agosto de 2009

Within Temptation


Nombre: Within Temptation

Miembros: Sharon den Adel (voz), Rudolf Adrianus Jolie (guitarra), Jeroen van Veen (bajo), Stephen van Haestregt (batería), Martijn Spierenburg (teclados) y Robert Westerholt (guitarra).

Origen: Países Bajos

Género: Metal góticos, metal sinfónico y rock sinfónico.

Actividad: 1996-presente.

Discografía: Enter EP (1997)
The Dance EP (1998)
Mother Earth (2000)
The Silent Force (2004)
The Heart Of Everything (2007)

Información sacada de la wikipedia de Within Temptation: Antes que la banda fuera completamente formada el actual guitarrista, Robert Westerholt, formaba parte de un grupo llamado Voyage, con el cual lanzaron CD como Embrace, que contenía un tema (Frozen) con la participación de Sharon den Adel. En 1996, por razones desconocidas, Voyage se disolvió. Ese mismo año Robert formó con Sharon una nueva banda a la que dieron el nombre de "Within Temptation". Algunos de los miembros de la antigua banda Voyage se incluyeron en esta nueva agrupación.

Como descubrí este grupo: le cogí del orde de mi padre la canción "Stand My Ground" y me encantó. Descubrí el nombre del grupo y comencé a descargarme más y más canciones, hasta conseguir el segundo puesto de mis grupos favoritos. Sus canciones tienen unos estribillos maravillosos y la voz de la vocalista es magnífica (decir que es una soprano con una voz muy especial, de las más agudas que existen).

Canciones de este grupo recomendadas por Nurichigo:
-Mother Earth (Mother Earth)
-Bittersweet (Mother Earth)
-Stand My Ground (The Silent Force)
-Angels (The Silent Force)
-Jillian "I'd Give My Heart" (The Silent Force)
-Pale (The Silent Force)
-Aquarius (The Silent Force)
-A Dangerous Mind (The Silent Force)
-Memories (The Heart Of Everything)
-What Have You Done (The Heart Of Everything)
-Frozen (The Heart Of Everything)
-The Howling (The Heart Of Everything)
-All I Need (The Heart Of Everything)
-Forgiven (The Heart Of Everything)
-Final Destination (The Heart Of Everything)

nos leemos!